Mientras por la madrugada la Armada difundía la noticia del hallazgo del ARA San Juan, cuatro de los familiares de los 44 tripulantes podían sentir muy de cerca que la búsqueda, al final, había terminado.
Después de 367 días y de muchas batallas peleadas, de tantas lágrimas derramadas y de insistir sin bajar los brazos aun en medio de tanta tristeza, el buque de la empresa Ocean Infinity lograba dar con el submarino hundido a 907 metros de profundidad.
Allí se habían embarcado Silvina Krawczyk, hermana de la teniente Eliana Krawczyk, Luis Tagliapietra, padre del teniente de corbeta Alejandro Tagliapietra, José Luis Castillo, hermano del cabo principal Enrique Castillo yFernando Arjona, hermano del cabo principal Alberto Arjona, para participar del operativo de búsqueda.
Todavía sin señal, Luis Tagliapietra escribió un mensaje que habla del inmenso dolor y también del alivio que se puede sentir por una búsqueda tan luchada desde que se perdió todo tipo de contacto con el buque aquel 15 de noviembre de 2017.
Insistieron con la angustia de no saber si los iban a encontrar, con la firme convicción de no dejarlos de buscar. Y lo lograron. “Para cuando reciban esto ya se habrán enterado por la Armada y los medios. Les escribo ahora para compartir con ustedes lo que siento”, reza el comienzo del texto que envió todavía en el mar, el mismo en el que se embarcó su hijo sin saber que iba a regresar.
“Aunque no tengo palabras, mezcla enorme de tristeza con la de una batalla ganada. ¡LOS ENCONTRAMOS LA P… MADRE! Cuando todos daban todo por perdido, nosotros acá no bajamos los brazos nunca. Ya vendrán tiempos de charlas técnicas y otras cosas, ahora lo único importante es que al fin los encontramos y no puedo parar de llorar”, concluyó emocionado.
El mismo día que se cumplió un año de la desaparición del submarino, justo antes de suspenderse los operativos del Seabed Constructor por cuestiones de mantenimiento, el buque volvió a la zona inicial de búsqueda. Un nuevo punto a 800 metros de profundidad decía que había algo más. Que tenían que seguir buscando. Y esta vez no había error: era el ARA San Juan y allí estaban ellos, los 44 tripulantes, esperando que los encuentren para al fin descansar en paz.
