Emiliano Jesús Díaz, de 10 años, su hermano de 13 y dos amigos de 9 y 10, todos con domicilio en el barrio Challúa de Suncho Corral, departamento Juan Felipe Ibarra, decidieron ayer ir a pescar en el río Salado, ubicado a unos 200 metros de sus casas. Eran las cuatro de la tarde de ayer cuando se trasladaron al cauce con sus cañas. A poco de llegar e instalarse a unos tres kilómetros del puente Carretero de ingreso a la ciudad, Emiliano se arrojó a las aguas para mitigar las altas temperaturas que se registraron ayer. Sin embargo, apenas se zambulló, no apareció más. El río no lleva abundante caudal, aunque el menor habría “caído” en un pozo del que no pudo salir.
La desesperación se adueñó de su hermano y sus amigos que estaban en la orilla. Nada pudieron hacer por la víctima y corrieron hasta sus casas para contar lo sucedido. Casi de inmediato, alrededor de 40 personas, entre vecinos y policías, se arrojaron al río y caminaron entrelazados por el “cajón” del cauce. Finalmente, encontraron al niño a 200 metros del lugar donde se arrojó. Lo rescataron a hombro, entre el barranco y el monte, hasta llegar a una cancha donde lo cargaron en una camioneta de la Municipalidad y lo trasladaron al hospital. Sin embargo, al llegar a la guardia, el médico comprobó que Emiliano Díaz se encontraba sin vida.
Entregaron el cuerpo a la familia
La noticia del niño ahogado no solo generó la reacción de los vecinos, quienes participaron de la búsqueda, sino también conmovió a todo Suncho Corral. La víctima y su familia viven en la citada ciudad desde hace poco tiempo, luego de que llegaran desde el departamento Mariano Moreno.
Tras comprobarse que el menor falleció por asfixia por inmersión y se estableció cómo sucedieron los hechos por el testimonio del hermano, la fiscal ordenó a la Comisaría 28ª que entregara el cuerpo a sus familiares para la inhumación.
