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Policiales NOVEDOSO DELITO

Procedimiento antidrogas reveló una operación de lavado de activos

Se sospecha de complicidades en distintas entidades bancarias.

La Gendarmería realizó ayer ocho operativos en domicilios capitalinos y bandeños. No sólo encontraron una importante cantidad de marihuana y cocaína fraccionada y lista para la venta, sino también cuatro armas de fuego y proyectiles, celulares, cinco balanzas, y sustancia de corte y estira-miento. Como parte de los procedimientos, se detuvo a cuatro personas, entre ellas tres mujeres, mientras buscan a otras prófugas.

 

Pero lo que impactó a los investigadores es que también incautaron siete vehículos, entre motos y autos registrados; 400 mil pesos en efectivo y otros 300 mil en comprobantes de depósitos bancarios. Lo que habla de una maniobra importante para ingresar el dinero espurio, conseguido a través de la venta estupefacientes en el circuito formal de circulación de activos.

 

Hasta el momento, en la provincia, jamás se había detectado una operación de lavado de dinero como la que se presume estaba realizando esta banda de narcotraficantes.

 

Este no es un detalle menor, para blanquear dinero, se necesita de una cadena de complicidades que van desde negocios locales o foráneos hasta el sistema bancario que recibió esos activos.

 

Los comprobantes de depósitos y los vehículos registrados hablan a las claras de una banda organizada que no sólo se dedicaba al tráfico de drogas sino también a otros delitos que afectan de manera directa al sistema financiero nacional.

 

Para entender, de qué estamos hablando es importante explicar que el lavado de dinero es un mecanismo por el cual, valores obtenidos a través de operaciones y actividades ilícitas, son insertados en el circuito económico legal pretendiendo ocultar su verdadero origen. Quienes lavan dinero propio o de terceros contribuyen a encubrir los delitos que le dieron origen y alimentan a la economía formal con fuentes ilegales.

 

La persecución del delito de lavado de dinero es especialmente importante porque constituye la bisagra por la cual los bienes producidos de manera ilegal intentan formalizarse. Esta pretensión de formalidad que buscan los lavadores es necesaria a la hora de hacer valer esos activos en el circuito legal, por lo que el Estado debe focalizarse en todos los nodos donde ese mecanismo podría presentarse. El combate contra el lavado de dinero es garantía de que la economía nacional esté conformada por valores legales y formales. Además sirve para que el delito vinculado a este tenga la dificultad suficiente para formalizar sus activos tal que cada vez sea más difícil hacerlo y, por lo tanto, menos redituable realizar los delitos que los componen.

 

¿A quiénes afectan estos delitos?

 

El lavado de dinero es un delito que puede contaminar o desestabilizar los mercados financieros y, de esta manera, poner en peligro los cimientos económicos, políticos y sociales de los Estados; en especial de aquellos cuyas economías son débiles o no poseen una democracia estable.

 

Esta corrosiva característica que posee el lavado de dinero radica en las enormes sumas que mueven las actividades de las que se nutre: las ilícitas y las que pretenden mostrarse como lícitas pero no lo son.

 

La inversión de grandes cantidades de dinero ilícito en un determinado sector o actividad genera distorsión e incluso descontrol en los niveles de precios, originando competencia desleal para los participantes legítimos de esos mercados. Estos participantes se sienten entonces ante una encrucijada que los obliga a elegir entre desaparecer del mapa económico o adoptar prácticas corruptas para competir.

 

De esta manera, el lavado de dinero provoca un efecto negativo multiplicador: su corrupción —material y moral— se expande a toda la economía y las consecuencias se trasladan a toda la vida política y social de un país, avalando actividades ilegales como la delincuencia y la corrupción.

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