“Mi vieja está; sigue aquí”, dijo ayer Oscar Castillo, cabo de la División Bomberos de la Policía de la Provincia. El dolor por la ausencia de su madre lo oprime, pero “ya tendrá su momento para llorar”. Angélica del Valle Luna (65 años) fue embestida y muerta por un automovilista cuando caminaba por la banquina de la Ruta 9, a la altura de El Zanjón, el domingo a las ocho de la mañana.
“Lo conozco al homicida (Alfredo Antonio Iñíguez —40—) vive a dos cuadras de mi casa (del barrio Ejército Argentino); fue mi compañero en toda la primaria en la escuela Antenor Álvarez”, afirmó el uniformado de 40 años.
“Ella se levantaba a las cinco de la mañana; limpiaba, acomodaba las cosas, hacía la comida para los perros y luego salía a caminar y trotar. Lo hacía todos los días desde hace unos seis años aproximadamente”, recordó.
“El domingo llego a las 5.30 de la casa de mi novia; ella estaba limpiando. Luego le digo ‘nos vemos después’, porque sabía que iba a salir a caminar, y me voy a hacer unas cosas. A las 8 ingreso a las páginas de los diarios por el celular y veo que murió una mujer en un accidente en la Ruta 9, a la altura de El Zanjón, cuando hacía ejercicio. Pensé en mi madre, aquí lo he sentido (se toca el corazón)”.
Añadió: “La llamé como mínimo cinco veces al celular y no me atendió; ella era de devolverme la llamada inmediatamente. Llamé a mis colegas bomberos para saber si sabían de un accidente en El Zanjón y les dije: ‘Creo que es mi madre’. Llamé a mi casa (del barrio Ejército Argentino) y me atendió mi padre, quien recién llegaba de trabajar. Le dije que temía que fuera mi vieja la del accidente”.
Oscar ascendió a su motocicleta y se trasladó al lugar. “Llegué a la estación de servicios y no había nada; pensé: ‘Gracias a Dios, leí mal’, pero hice unos metros más y vi los móviles más adelante. Me acerqué y vi la riñonera de ella donde llevaba caramelos y monedas para dejar en la gruta de una Virgen; era ella, no había dudas”, señaló con dolor el bombero de la fuerza de seguridad.
“Le decía que no fuera los fines de semana”
Angélica cumplía su rutina todos los días por la Ruta 9 hasta el empalme que se dirige hacia la calle Independencia y regresaba. “Yo le decía que no saliera los fines de semana porque era peligroso, pero ella se enojaba. A veces me hacía caso, pero después volvía a caminar los viernes, sábados y domingos. Era lo que más le gustaba hacer”, afirmó Oscar, su hijo. “El domingo se fue y no volvió más”, dijo.
El homicida no quiso declarar
“Queremos justicia para mi madre, que se reconozca el error de este hombre”, señaló Oscar. Iñíguez fue imputado de homicidio culposo agravado por conducir ebrio y a excesiva velocidad, y se abstuvo ayer de declarar ante la fiscal Dra. Ivana Alomo.