“Triste, muy triste”, así comenzaba “Peteco” Carabajal a hablar con Nuevo Diario. En julio, cuando anduve por allá, fui a su casa en el 8 (de Abril) y le llevé una chacarera dedicada a él, “Cantares del Trovador”, un homenaje para él y la cantamos junto a Martín, Santiago y la señora. Tengo en mi memoria una obra muy especial ‘Santiago del Estero, ciudad Madre de Ciudades’, con mi viejo, Trullenque y don Alfredo. Ahí cantaron Los hermanos Toledo, Graciela, Los Carabajal y Trullenque; hace los relatos en el disco y participa también don Alfredo. Yo lo conocí cuando era muy changuito, de cuando iba a casa y se juntaba con mi viejo. En alguna peña lo sabía ir a ver, en el Festival de la Chacarera de los años 70 y cuando nos juntábamos detrás de los escenarios hablábamos un montón, él me hablaba como un padre a su hijo” , dice emocionado.
Luego retoma de cuando lo fue a ver en julio último: “He podido decirle todo lo que sentía, muy emocionado con sus hijos, Alfredo estaba tranquilo. Cuando anduve caminando por Moscú vi un artesano como los que hay aquí, él hacía ‘mamushkas’ y el tipo era muy parecido a don Alfredo, le saqué una foto con el celular y se la mandé a Santiago y le puse: ‘Mirá, el tío ruso’”.
“Peteco” también reflexiona sobre su partida. “Él ya estaba en la gloria desde hace tiempo, desde un lugar muy lindo porque era un cantor popular, no una estrella, sino el tipo que está cerca de todos, no dejó nunca su forma de pensar y de proceder de lado, nunca la abandonó. Atahualpa no tenía voz para cantar, pero a quién le importa, don Alfredo no era santiagueño, pero a quién le importa. Él valorizaba al cantor por su pensamiento, por sus convicciones y eso es lo más importante que tenemos que rescatar. No lo tenemos que poner como un ídolo inalcanzable, sino que como él quería ser un cantor popular, totalmente alcanzable para cualquiera que lo escuchara”.
