Los intensos ladridos de los perros despertaron a una pareja del barrio Cáceres. Juan Miguel Chaparro (38 años) decidió levantarse para ver qué sucedía. Comprobó que las mascotas reaccionaban ante una persona que yacía en la cinta asfáltica, al frente de su vivienda de calle Gómez Cornet 1.115. Al mirar con detenimiento, comprobó que se trataba de su amigo Benjamín Argañaraz (49), residente en calle Mitre, entre Buenos Aires e Independencia, del barrio Centro capitalino.
Chaparro llamó a su pareja, Soledad Leiva (27) y, entre los dos, trasladaron a su amigo hasta uno de los dormitorios, donde lo acostaron en una cama. Argañaraz tenía sangre en las fosas nasales y la pareja sabía —según manifestaron a los investigadores— que padecía una supuesta adicción a las drogas. En este sentido, sospechaban que se había caído y se golpeó el rostro.
Chaparro y Leiva se fueron a dormir y al despertar, a las 7.30, encontraron sin vida a Argañaraz, por lo que solicitaron la presencia policial. Personal del Sease constató fehacientemente que el hombre se encontraba muerte. El cuerpo fue examinado por el médico de Policía, quien comprobó que presentaba traumatismo de cara y aconsejó que se realizara la autopsia.
El hecho fue informado a la fiscal, Dra. Natalia Saavedra, quien ordenó la pericia forense. Fuentes ligadas con la investigación revelaron que se estableció que Argañaraz había sufrido fractura de tabique nasal, al parecer producto de la caída, porque no presentaba signos de defensa ni otros traumatismos. El hombre falleció como consecuencia de una broncoaspiración, ahogado con su propia sangre, señalaron los voceros. Asimismo, el forense habría comprobado que la víctima consumió una sustancia tóxica, lo que podría ser la causa que le hizo perder el equilibrio.
