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Opinión Economía popular

Populismo de deuda externa

Por el Lic. Federico Scrimini

Venimos adelantando en esta columna acerca del peligro del esquema de endeudamiento en dólares y en Lebac que este Gobierno implementó desde el primer día. Hemos comentado y explicado aquí que lo inviable de la situación es que cada mes que pasa, tenemos más importaciones mayores que exportaciones y que, por lo tanto, no hay forma de hacer frente a ningún compromiso: en vez de entrar dólares por exportaciones, salen cada vez más dólares por importaciones y fuga de capitales.

 

En un contexto de desarticulación de comercio exterior, liberalización extrema del mercado cambiario y la apertura sin restricciones para el ingreso y egreso de capitales especulativos es que acudimos al salvataje del FMI, como “penúltimo” prestamista. Como lo están leyendo.

 

Es que las necesidades financieras para hacer frente a los intereses de la deuda externa adquirida en este menos de año y medio que quedan hasta el final del mandato de Cambiemos son mayores que el salvavidas que nos tiró el Fondo.

 

Es decir que los supuestos 50.000 millones de dólares (de los cuales ya nos patinamos en la última corrida, los primeros 7.500 millones) comprometidos con el Fondo, no nos alcanzan.

 

Los “mercados externos” no confían en el plan del Gobierno para hacer frente a las obligaciones en dólares, pero tampoco en el desarme de la bomba de las Lebac. Por eso es que la misión a Wall Street, integrada por el vicepresidente del Banco Central, Cañonero, el secretario de Finanzas, Bausali, y el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, fue un fracaso la semana pasada.

 

En el país del norte evalúan como probable el default argentino y ahora el presidente tiene que ir a Nueva York a prometer que no declarará el default. Se reunirá con ejecutivos de bancos y fondos de inversión, entre ellos los de Templeton y BlackRock. Estos dos últimos son de los fondos más especulativos y son los que más acumulan papeles de deuda argentina.

 

Promiscuidad

 

Durante dos años y medio, bancos y fondos internacionales se saturaron de bonos de deuda argentina y ante el fracaso del modelo económico, hace 4 meses empezaron a liquidarlos. El riesgo país se duplicó hasta los 700 puntos. El secretario Bausali, exejecutivo de JP Morgan y Deutsche Bank, reconoció su preocupación ante los financistas. No les pidió ya que compren más bonos argentinos, sino que no salgan a vender los que tenían, al menos hasta fines de 2019.

 

Ante esta encrucijada, como por arte de magia, apareció ahora el mismísimo gobierno de los Estados Unidos, como la última posibilidad de prestamista. Eso sí, la ayuda económica no será gratis… De hecho, este tipo de ayuda del propio gobierno norteamericano a países, se da con bastante rareza: exclusivamente en forma de ayuda militar.

 

Una bomba por varias bombitas

 

También le dedicamos una columna al problema de la bicicleta financiera como única medida para frenar la inflación. De 270.000 millones de pesos de Lebac que dejó el gobierno anterior, hoy tenemos casi 1.000.000 millones más (1.2 billones de pesos).

 

Dijimos que la exigencia del Fondo de desactivar la bomba de las Lebac sería imposible. Aunque técnicamente, se puede desinflar una burbuja para inflar otras. Que es lo que está ocurriendo con el reemplazo de Lebac (bonos del Banco Central en pesos) por Letes (Letras del Tesoro, en pesos como en dólares), Leliqs y Nobacs. Desarmamos una bomba creando varias bombitas.

 

Con el agravante de todo esquema Ponzi: esto solo es posible si los costos para el estado son mayores (y para los privados son mayores las tasas o menores los plazos). Por ejemplo, para desarmar las Lebac, aumenta el tamaño y la proporción de la deuda de corto plazo: bajó 10% en dólares el stock total de Lebac, pero triplicó la de cortísima plazo con las Leliq a 7 días al subir del equivalente de 3.036 M de dólares (el 13/08) a 10.361 M de dólares (el 17/08).

 

De empezar Cambiemos esta gestión con un país en funcionamiento, con un porcentaje de endeudamiento históricamente bajo (37% del PBI), con una tasa de desempleo históricamente de las más bajas, con problemas que podríamos decir eran leves en comparación, hoy estamos bailando en la cubierta del Titanic, gracias a este populismo de las finanzas de los banqueros que manejan la economía del país como una mesa de dinero.

 

Mientras el 90% de los argentinos está sufriendo ajustes graves en su salario, en educación, en salud, en sus jubilaciones, en sus puestos de trabajo, en las asignaciones por hijo, en su calidad de vida, etc., la ruleta sigue girando y el 10% más beneficiado sigue fugando sus millones al exterior, aprovechando los blanqueos a medida (de parientes y amigos).

 

 

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