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Policiales INVESTIGACI??N

Una mujer sería la clave para resolver el crimen de Móttola

El dedo apretando el gatillo con fuerza y la seguidilla de disparos ???hablan??? de furia.

“Todas las hipótesis están abiertas” en el brutal asesinato del mecánico Eduardo Móttola (40 años), ocurrido el lunes pasado a la noche en el barrio Libertad de la ciudad Capital, revelaron fuentes ligadas con la investigación. Sin embargo, unas tienen más “peso” que otras.

La pasión estuvo “presente” en la seguidilla de disparos con la pistola 9 milímetros que terminaron con la vida del trabajador que se convirtió en empleador hace dos años e instaló su propio taller de reparación de automotores en Pedro León Gallo casi Santa Rosa.

La teoría pasional —de bronca u odio, o ambas— abona la presencia de una mujer en el medio de la víctima y su agresor. En este sentido, los “sabuesos” manejan distintas sospechas. Una sostiene que el crimen podría haber sido cometido por un marido celoso que culpó a la víctima de mantener algún tipo de relación con su esposa. Otra es que, realmente, el mecánico podría haber estado entablando una relación sentimental furtiva y que llegó a conocimiento de la pareja de la mujer casada. Finalmente, la tercera línea tiene en la mira a las dos exparejas de Móttola, con una de ellas aún mantenía una “buena” relación —de acuerdo con las investigaciones policiales— y a la actual concubina, quien está embarazada.

“Nada se descarta, todo es materia de investigación”, afirmó la fiscal Dra. Aída Farrán Serlé, quien lideró ayer un rastrillaje en un terreno baldío de Pedro León Gallo y 8 de Octubre, por donde huyó —según testigos— el autor del asesinato. Sin embargo, efectivos de la División Homicidios y Delitos Complejos Capital y la División Criminalística, con el apoyo de otras áreas, no encontraron el arma homicida, que evidentemente se la llevó el asesino.

 

El asesino actuó con premeditación

 

Todo hace suponer que el asesino actuó con premeditación. Se sospecha que “estudió” a la víctima sobre los horarios en los que quedaba sola y que los comercios de la zona cierran las puertas, para evitar testigos especialmente de empleados. En este sentido, el asesino podría haber estado vigilando el taller antes del homicidio. Eduardo Móttola se encontraba en su oficina, que tiene cámaras de seguridad, pero no funcionan. Se sospecha que el criminal tenía este dato. El agresor ingresó a la oficina y aún no se sabe si hubo  discusión previa antes de que el visitante descargara su furia apretando sucesivamente el gatillo del arma de fuego que provocó la muerte del mecánico. El asesino salió caminando por la misma vereda del taller hacia el este. A pocos metros pasó por el frente de un comercio que tiene una cámara de seguridad que da a la vereda, pero tampoco funciona; otro dato que podría haber estado en conocimiento del autor de la balacera.

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