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Opinión El vínculo se había roto luego del fallecimiento del expresidente Néstor Kirchner

Acuciados por la Justicia, ahora los une el espanto

Guido Braslavsky

Cristina Kirchner y Hugo Moyano no se veían hacía siete años. Desde el 2011. Volvieron a hacerlo este viernes, en el predio que el sindicato de mecánicos Smata tiene en la localidad bonaerense de Cañuelas.

 

La ex presidenta iba a ser la oradora principal (y así sucedió) de un curso de capacitación de delegados mecánicos.

El líder camionero, también invitado, después de hacer suspenso dio la sorpresa y fue. Y se fotografió con Cristina. El anfitrión fue el líder de Smata, Ricardo Pignanelli.

 

Archienemigos

Los une el espanto, no el amor. Fueron archienemigos desde que, muerto Néstor Kirchner, Cristina lo desplazó como interlocutor principal del movimiento obrero. El camionero pasó con fuertes críticas a la oposición desde la CGT Azopardo (hizo bandera con el pago de Ganancias), y el Gobierno armó su propia “CGT Balcarce” (por la calle de la Casa Rosada), con el metalúrgico Antonio Caló al frente.

Moyano terminaría dando apoyo a la llegada de Macri al poder, y lo acompañó en los primeros meses. Ahora ambos están acuciados por causas judiciales y enfrentados al Gobierno.

A los camioneros el Ministerio de Trabajo les impuso una multa de 810 millones de pesos por no acatar una conciliación obligatoria.

 

Divide el voto opositor

 

Pero el espanto es más extensivo: si no hay unidad del panperonismo, Macri, pese a los graves problemas de la economía y al deterioro social de la devaluación y el ajuste, caminaría sin problemas a la reelección.

Los dos peronismos -el cristinista, y el no K- dividen el voto opositor y Macri con su tercio seguiría gobernando.

El encuentro de Cristina y Moyano fue cordial. Hablaron a solas de la situación del país, coincidieron en sus diagnósticos y críticas a Macri.

Luego Moyano se sentó en primera fila -como en los viejos tiempos- para la exposición de Cristina, que duró unas dos horas.

 

Moyano blanqueó que buscan armar un frente electoral de unidad. Fue claro que él aspira a buscar “otro candidato” que no sea Cristina.

 

Nuevo escándalo

 

Las encuestas dicen que la ex presidenta sigue teniendo enorme gravitación. El problema es que no aparece otro nombre, y menos que aglutine a todos. Y que a Cristina, con altos niveles de rechazo, no le alcanzaría para desbancar a Macri. A eso juega la Rosada.

 

Todo sucede en medio del nuevo escándalo de los cuadernos de la corrupción. Una causa que igual prosperaría, porque hay confesiones, más allá de que los cuadernos originales no aparezcan.

 

En el Senado se votará este miércoles la legalización del aborto.

El rechazo ha consolidado mayoría, con 36 votos para hacerlo naufragar, si no hay sorpresas.

 

La misma Cámara deberá decidir el pedido del juez Bonadio para allanar oficinas de la ex presidenta, por la causa de los cuadernos. Lo que no sucederá es el desafuero: el PJ en el Senado ha sostenido siempre que hasta que no haya condena firme, no hay desafuero. O sea, confirmada por la Corte Suprema. Allí esta Carlos Menem, condenado a 7 años y medio de prisión por contrabando de armas a Ecuador y Croacia. Sentencia avalada en Cámara. Pero la Corte no tiene apuro en fallar sobre Menem y los senadores lo mantienen en la banca que renovó en octubre pasado.

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