Una fauna distinta a la que conocemos caminaba por tierras santiagueñas hace diez mil años. Entre ellos estaban los tigres dientes de sable —hoy los más conocidos por las películas de dibujos animados de La Era de Hielo—, los mastodontes y los gliptodontes, unos mamíferos acorazados capaces de matar a un depredador con un golpe con su cola. Se extinguieron, pero sus restos siguen bajo tierra.
Ayer a la mañana, un grupo de peones se encontraba trabajando en un establecimiento ganadero ubicado sobre la Ruta 92, a unos dos kilómetros de la entrada a Campo Gallo, departamento Alberdi. Estaban cavando una represa. En medio de la tarea laboral, la punta de la pala de uno de ellos golpeó contra algo duro. Pensaban que se trataba de alguna piedra. Pero se equivocaron, era una especie de caparazón. A partir de ese momento, los trabajadores tuvieron un mayor cuidado para establecer de qué se trataba. Utilizaron herramientas más pequeñas y lograron determinar que, efectivamente, era un caparazón de un animal muy grande: Eran los restos fósiles de un gliptodonte.
Pero la sorpresa no terminó ahí para los trabajadores rurales. A pocos metros hallaron restos de otro animal similar, aunque un poco más grande, reveló una fuente ligada con la tarea laboral. Podría tratarse de madre e hijo o de un macho y una hembra adultos.
El hecho fue informado al dueño del establecimiento ganadero, quien es oriundo de Buenos Aires y ordenó que se suspendieran las actividades hasta que llegara.
El hallazgo generó conmoción en grandes y chicos en Campo Gallo, a tal punto que los niños ya les pidieron a sus maestras ir al lugar.
Este animal pesaba más de dos toneladas
El gliptodonte es un gran mamífero, emparentado con los armadillos. Tenía un caparazón óseo redondeado y era herbívoros. Medía unos 3,3 metro de longitud, 1,5 metro de altura y pesaba más de dos toneladas. El rasgo anatómico más distintivo de los gliptodontes y del resto de armadillos gigantes es su enorme caparazón defensivo compuesto por gruesas placas óseas formando patrones diferentes según la especie de gliptodonte. Esta coraza ósea era muy resistente y era capaz de soportar mordidas de tigres dientes de sable. Su cola estaba protegida por anillos óseos y le servía para defenderse; era capaz de partir patas, costillas y cráneos de depredadores.
