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Opinión Columna de Economía Popular

Con el mejor equipo

Lic. Federico Scrimini

Empezando el Mundial de fútbol, aprovechemos para parar un poco la pelota y miremos más tranquilos la cancha y los jugadores, los nuestros y sobre todo los otros. A lo largo de estas columnas de economía popular hemos venido tocando muchos temas de nuestra economía que nos involucran algunos más directamente que otros. Es hora de mirarlos un poco más en su conjunto, jugando el mismo partido, en la misma cancha. Siempre es bueno hacer una pausa y no andar corriendo a 40 km por hora como bola sin manija (no hay ninguna alusión a la forma en que jugó el seleccionado mayor aclaremos).

 

 

Cuando discutimos de modelos económicos políticos alternativos, hablamos básicamente de quiénes pierden y quiénes ganan en uno o en otro.

Cuando identificamos estos conceptos, seguro facilitamos mucho la identificación de un modelo en particular.

 

 

El modelo anterior se fue dejando un déficit fiscal “alto” (el comillado se debe a que si lo comparamos con otros países, el déficit como porcentaje del PBI era “normal” y no tan alto), un país desendeudado (después de pagar el default que gobiernos anteriores le dejaron quedó un 35% del PBI de deuda pública, con solo el 14% del total en moneda extranjera), con una inflación del 25% anual, con crecimiento de la economía del 2.5% en su último año, con un PBI que se había duplicado en 12 años, con el doble de hectáreas sembradas, con una tasa de empleo relativamente baja históricamente hablando, una Anses con más de $ 700.000 millones (que la heredaron con $44.000 millones, pasando de una tasa de cobertura del 65% a una del 97%), una tasa de mortalidad infantil que había bajado a un dígito después de 25 años y un montón de otras cifras que hoy empezamos a extrañar.

 

Pobreza e indigencia

 

 

Con una pobreza e indigencia impenetrables, que nunca en las pocas ocasiones que nos acercamos a ellas en nuestra historia, pudimos traspasar con este sistema económico reinante (el sistema capitalista de producción de países en vías de desarrollo).

 

 

Pero también con una cantidad de actores que nunca en su vida se habían enriquecido tanto como en esa década.

 

 

Estos sectores fueron los que acumularon un excedente que hasta hoy están volcando al dólar o a la bicicleta financiera. A los que siempre se beneficiaron desde el 5% más poderoso del país, hasta algunos sectores que sí sufrieron un efecto derrame.

 

 

El “Gasto” Público “culpable” de ese déficit eran justamente los jubilados (incluidos los incorporados mediante moratoria), todos los ciudadanos que pagaban esas facturas de servicios públicos (incluidos los que pagaban monedas, muy injustamente), los niños que cobraban la Asignación Universal por Hijo, los discapacitados que cobraban sus subsidios (el pasado del verbo se debe a que ya no lo cobran más), los niños de menores recursos que recibieron sus netbooks, pero también los deportistas de élite que recibían ayuda, la cantidad de escuelas, hospitales, rutas, centrales atómicas, satélites al espacio, rearmado de la aerolíneas de bandera (que gobiernos anteriores habían desmantelado), el rearmado de las vías férreas, el rearmado de la empresa de energía nacional (YPF, también desmantelada y regalada a extranjeros truchos que la vaciaron, como los españoles que terminaron presos…en España) y cuántos más.

 

 

Es decir, el 90% de la población argentina que se benefició con alguna o varias de esas medidas vendrían a ser los que vivían por arriba de sus posibilidades (habría que empezar a hablar de “Inversión” en vez de “Gasto” diría yo).

 

 

El modelo que estamos hoy transitando aumentó la inflación, aumentó el déficit fiscal, aumentó el déficit de balance comercial de la balanza de pagos, enfrió la economía vía cierre de micro, pequeñas y medianas industrias, aumentó el desempleo, la pobreza y la indigencia, quitó subsidios y redujo el salario real y el consumo en la economía.

 

 

Además se endeudó a velocidad y a niveles récords históricos, además de rebajarle impuestos a los que más poder adquisitivo tienen (quitó impuestos al champagne y a los bienes de lujo), quitarle retenciones a la minería, a la exportación de granos (gradualmente a la soja), entre otras medidas.

 

 

La preguntas son obvias: quiénes ganaban antes y quiénes ganan ahora? ¿Quiénes pierden hoy?

Si nos endeudamos de esta manera, dejando semejante herencia, y estamos peor económica y socialmente, ¿quién se llevó, adónde y cuánto? Preguntas que es hora de empezar a hacerlas más explícitamente, debido a lo avanzado del modelo.

 

 

Lo que parece quedar claro es que con los titulares no encontramos los goles necesarios para ganar el partido. ¿Podremos con los suplentes?

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