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La Provincia Catedral Basílica

"Una sociedad que está al servicio de los hermanos, es la que se propone el bien común para todos"

Así lo expresó el obispo diocesano, Vicente Bokalic durante el Tedeum brindado este viernes a la mañana en la Catedral Basílica.

Minutos después de las 9, dio inicio la tradicional celebración religiosa del 25 de Mayo en la Catedral Basílica. La misma fue encabezada por el gobernador de la Provincia, Dr. Gerardo Zamora y miembros del Ejecutivo provincial. 

 

En la oportunidad también estuvieron presentes, el presidente del Superior Tribunal de Justicia, Dr. Sebastián Argibay y el titular del Ministerio Público Fiscal, Dr. Luis Alberto De la Rúa.

 

La misa estuvo presidida por el obispo diocesano, Vicente Bokalic quien, al expresar la homilía, manifestó:

 

“En esta Catedral Basílica, que desde hace muchos años es lugar de encuentro con Dios para tantas generaciones de santiagueños, nos unimos para elevar nuestra oración en acción de gracias por los años transcurridos de historia de nuestra Patria.

Es también una oportunidad para recordar con gratitud el ejemplo y accionar de muchos hombres y mujeres conocidos y desconocidos, que se pusieron al servicio de la nación. La conmemoración de esta fecha nos sitúa ante una reflexión sobre los desafíos a superar y las nuevas metas que necesita alcanzar nuestro país.

 

Nuestra patria chica, Santiago del Estero es un pueblo que en una convivencia sana, abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa que siempre impregnó su vida, su cultura y sus tradiciones.

Ciertamente, nuestra gente ama profundamente a su tierra. Valora el don precioso y preciado de la vida, respeta y cuida a los más débiles, a sus niños y ancianos. Se solidariza con el otro ante las adversidades y tiene un profundo apego a la vida familiar. Vive su fe de una manera profunda y sencilla como así también su espíritu festivo impregna su vida.

Sin embargo hoy vemos con preocupación cómo se debilitaron aspectos fundamentales en la escala de valores, como son el aprecio a la verdad, la desvalorización de la vida, la amistad cívica entre los distintos constructores de la sociedad, el privilegiar el diálogo por sobre la agresión, el consenso por sobre la intolerancia, el respeto por sobre la ofensa, la falta de justicia ante hechos aberrantes, la responsabilidad en la búsqueda ante todo del bien común.

 

"En la carta a los Gálatas, en el lenguaje de San Pablo, "carne" no es el cuerpo, sino que "carne", es expresión de la absolutización del yo, del yo que quiere serlo todo y tomarlo todo para sí. El yo absoluto, que no depende de nada ni de nadie. Reducirse a la carne, aparentemente elevándose al rango de divinidad introduce en la mentira y en la soberbia. Porque en realidad el hombre no es un absoluto, como si el pudiera aislarse y comportarse sólo según su propia voluntad. Si el ser humano se absolutiza se convierte en enemigo del otro, ya no puede convivir y toda la vida se transforma en crueldad, en fracaso. Precisamente la absolutización del yo es degradación el hombre.

Ante esto San Pablo se atreve a proponer una fuerte paradoja "Sírvanse por caridad los unos a los otros".

 

Queridos hermanos: los tiempos que estamos viviendo nos ponen ante problemas grandes y complejos y el amor a la patria y a nuestros hermanos nos invita a reflexionar y a comprometer nuestra acción por construir una sociedad mejor, más inclusiva, más igualitaria, más justa y solidaria. Una sociedad que brinde mayores oportunidades a los más relegados y empobrecidos.

Una sociedad que, en todos sus niveles, quiere positivamente estar al servicio del ser humano, es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre.

 

Este bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad. Ninguno está exento de colaborar según sus propias capacidades Sin embargo, es el Estado quien debe garantizar unidad y organización a la sociedad civil, de modo que se pueda lograr el bien común con la contribución de todos los ciudadanos. La persona concreta, la familia, los organismos intermedios, no están en condiciones de alcanzar por sí mismos su pleno desarrollo; de ahí deriva la necesidad de las instituciones políticas, cuya finalidad es hacer accesibles a las personas los bienes necesarios ya sean materiales, culturales, morales, espirituales para gozar de una vida auténticamente humana. El bien común es la razón de ser de la autoridad política.

Según las condiciones sociales de cada época resultan las obligaciones del bien común y están estrechamente vinculadas al respeto y a la promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales. Tales obligaciones afectan, ante todo, al compromiso por la paz

La paz es un valor y un deber universal. La paz no es simplemente ausencia de guerra, ni siquiera un equilibrio estable entre fuerzas adversarias. La paz no debe entenderse como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. La Paz es fruto de la justicia, del respeto de los derechos, es fruto del amor.

 

Cuando al hombre no se le reconoce aquello que le es debido en cuanto hombre, cuando no se respeta su dignidad y cuando la convivencia no está orientada hacia el bien común, la paz peligra. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Una paz que no surja como fruto de la justicia, del respeto de los derechos humanos, del compartir los bienes equitativamente, no tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia

Decía el papa Francisco "A veces me pregunto quiénes son los que en el mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana. La historia los juzgará quizás con aquel criterio que enunciaba Romano Guardini: «El único patrón para valorar con acierto una época es preguntar hasta qué punto se desarrolla en ella y alcanza una auténtica razón de ser la plenitud de la existencia humana, de acuerdo con el carácter peculiar y las posibilidades de dicha época»

Hermanos: Cristo "es nuestra paz". La paz es posible porque el Señor ha vencido al mundo y a su conflictividad permanente "haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" (Col 1,20).

Que Nuestra Señora de Consolación de Sumampa ruegue por todos sus hijos, bendiga nuestras familias, a nuestros niños, jóvenes, ancianos. Nos ayude en la realización de nuestros proyectos por lograr un desarrollo integral de nuestra Región. Y a todos nos ayude a crecer en la unidad y la fraternidad, ya que todos sin distinción somos sus hijos.

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