Cecilio Ibáñez, el supuesto intermediario de la asociación ilícita que generó una defraudación millonaria en perjuicio de la Anses con pensiones “truchas”, aparentemente, era asiduo apostador en las riñas de gallos. Justamente, en uno de esos eventos entabló una conversación con uno de los presentes, a quien no conocía. Se trataba de Oscar Adrián Martínez, quien se domicilia en el barrio Almirante Brown. El sujeto, quien es albañil, sostuvo ante las autoridades judiciales que a poco de intercambiar palabras, Ibáñez le propuso que se hiciera beneficiario de una pensión y que solo necesitaba el nombre y número del DNI. La respuesta del obrero de la construcción fue positiva. Era el invierno de 2014.
Cinco meses después, Ibáñez se presentó en la casa de Martínez —según declaró el albañil— y lo llevó hasta una entidad bancaria de La Banda, donde cobraron “bastante plata”. “A mí me dio tres mil pesos y el resto lo llevó él”, afirmó. “La última vez que cobramos fue $ 23.000 en febrero de este año y me dio $ 5.000; el resto quedó para él”, añadió.
En total, de acuerdo con los cómputos de la Anses, Martínez cobró $ 1.091.403. No fue lo único. El albañil también accedió a un préstamo. “Lo mismo hacía con los préstamos Argenta; me hizo solicitar un préstamo de $ 60.000 y se llevó todo. Esa vez también fuimos juntos al banco”, reveló.
Asimismo, el procesado no reconoció las firmas de las actas de matrimonio que se adjuntó a la pensión derivada por fallecimiento y que “nunca entregó” la copia del DNI adjuntada al expediente, ya que ese documento, tipo libreta, “quedó en el Registro Civil cuando realizó el trámite por el nuevo DNI el 27 de agosto de 2014”.
