Una estudiante de 11 años llegó a su casa llorando y asustada. Un sujeto la había interceptado camino al colegio e intentó secuestrarla. Se movilizaba en una motocicleta y había intentado obligarla a ascender a su vehículo.
La menor reside en la zona sur de la Capital. A mediados de abril último estaba en su casa durmiendo cuando su padrastro ingresó a su habitación. Le tapó la boca y comenzó a abusarla sexualmente. El depravado es un cabo primero de Policía, quien mantenía una relación amorosa con la madre de la niña. En el momento que el efectivo —quien se encuentra en disponibilidad de la fuerza— estaba accediendo a la criatura, su pareja ingresó a la habitación y lo sorprendió concretando el aberrante hecho. La mujer realizó la denuncia, por lo que al día siguiente el policía se presentó en sede de la Comisaría Quinta del Menor y la Mujer y quedó detenido.
Con el paso del tiempo, el cabo primero pagó una fianza real de 50 mil pesos y quedó en libertad. Pero deberá cumplir con una serie de medidas restrictivas de conducta.
Desde ese momento la alumna, quien es asistida por psicólogos del Poder Judicial, comenzó a retomar su vida. Asiste a clases y desarrolla su vida normalmente. Hasta que días atrás, cuando iba camino al colegio fue sorprendida por un desconocido que se movilizaba en moto.
El sujeto la habría seguido unos metros y cuando estaban en una zona montuosa la interceptó. “Vamos, te llevo a la escuela”, le habría dicho en primera instancia. La menor se negó, por lo que el sospechoso continuó insistiendo. Ante la negativa de la víctima, el motociclista habría intentado obligarla a ascender al vehículo, por lo que forcejeó con la menor, hasta que esta logró evadirlo y huir del sitio. La víctima regresó a su casa. Tenía la ropa sucia con tierra, puesto que en el forcejeo había caído. Le contó a su madre lo sucedido, por lo que se radicó la denuncia correspondiente.
