Un nuevo caso de filicidio tiene conmovidos a los tucumanos. Ayer, una joven de 20 años asfixió hasta matar a sus dos pequeños hijos y luego intentó quitarse la vida arrojándose desde el techo de su casa.
El lamentable hecho ocurrió en el barrio San José de la localidad de La Cocha, al sur de la provincia de Tucumán. Allí -según difundió el sitio La Gaceta- los gritos desesperados de una joven obligaron a parar el partido de fútbol que se disputaba en una cancha barrial. Estaba en el techo de una casona centenaria. Los asistentes salieron corriendo a socorrerla y cuando llegaron al lugar vieron la desgarradora escena: la mujer había matado a sus dos hijos (Nicole de tres años y Máximo de 7 meses).
El aberrante episodio habría comenzado a las 18. María José Álvarez, de 20 años, se encontraba en la casa junto a los menores. Al parecer, la joven tomó una almohada y habría asfixiado primero al bebé y después a la niña. Por último, tomó una escalera y se trepó al techo de más de cuatro metros de altura. A los gritos, los vecinos intentaban convencerla de que no se arrojara. La entretuvieron durante varios minutos y llamaron a los bomberos voluntarios y a la Policía. Pero Álvarez se arrojó y los uniformados apenas si pudieron amortiguar su caída. La chica sufrió varios golpes y una quebradura en el tobillo.
Una de las hipótesis que maneja la policía es que la filicida habría sufrido una crisis sentimental. Al parecer, mantenía un vínculo con un hombre casado quien en las últimas horas decidió cortar la relación.
Por otro lado, las pesquisas se entrevistaron con vecinos de la zona quienes coincidieron en que la joven amaba a sus hijos y siempre cuidaba de ellos. Sin embargo, detallaron que el viernes tuvo un problema con el padre de Máximo, versión que fue confirmada por el hombre. “Me había enterado que lo dejaba solo al bebé en la casa. Llegué y efectivamente no lo estaba cuidando nadie. Me lo llevé, pero ella hizo una denuncia y tuve que entregárselo. Estaba esperando que pasen los feriados para reclamar la tenencia”, indicó el hombre.
María José vivía sola con los niños en una casa que le prestaban. No trabajaba, cobraba un plan y se mantenía con las pensiones que le pasaban sus ex parejas (padres de los niños). Nadie hacía sospechar semejante tragedia.
