Dos convictos que hasta hace un año cumplían condena en una cárcel cordobesa fueron imputados el pasado miércoles, en Rosario, por el delito de extorsión, luego de una investigación que llevó adelante el fiscal Nicolás Foppiani por una docena de secuestros virtuales cometidos desde el penal de Cruz del Eje.
Según la acusación, los reclusos se comunicaban por celular con la víctima, se hacían pasar por policías y bajo el anoticiamiento de un falso accidente de tránsito conseguían información de algún familiar.
Luego, cambiaban el tono de la conversación para explicar que en verdad no eran policías sino secuestradores, y pedían rescate, previo a imitar la voz sollozante de la persona raptada.
Una de esas voces era la de Raúl Oscar “Coqui” Flores, el joven que a fines de 2007 confesó haber matado por encargo al gremialista Abel Beroiz, crimen por el que purga prisión perpetua.
Durante la audiencia de este miércoles, el fiscal Foppiani acusó al dúo de 12 hechos (dos consumados y 10 en grado de tentativa) y pidió la prisión preventiva sin plazo para ambos, lo que fue aceptado por el juez Juan Andrés Donnola.
Foppiani dijo que basó su investigación en escuchas telefónicas realizadas hace justo un año (entre abril y mayo de 2017) en las que se puede apreciar con claridad la modalidad delictiva, y refirió que no descarta que haya más acusados.
En ese sentido mencionó que las llamadas se realizaban desde el penal cordobés pero que todas las víctimas eran de Rosario, por lo que la banda tenía integrantes en la ciudad que se encargaban de embolsar los rescates.
La pesquisa surgió por un informe de la Policía de Santiago del Estero que descubrió, en una intervención telefónica que realizaba para esclarecer un homicidio, que se estaban cometiendo secuestros virtuales en Rosario.
Así pasó los datos a la Policía de Investigaciones (PDI) local, que junto al fiscal Foppiani analizaron el material y gestionaron las escuchas de tres teléfonos pertenecientes a allegados de Coqui Flores.
De esas intervenciones surgen las comunicaciones que comprometen a los acusados ya que, según el fiscal, tiene “sus voces grabadas cometiendo los delitos”.