La trágica e inesperada muerte de la adolescente Julieta Ferreyra, fue en “golpe muy duro” para toda su familia y amigos. La menor, quien el 1 de agosto iba a cumplir 15 años, soñaba con su fiesta.
Murió a la madrugada del domingo, luego de que junto a cinco amigos protagonizara un terrible y cinematográfico accidente de tránsito.
Entre lágrimas y las muestras de dolor, su padre Javier, sus amigos y demás familiares le brindaron el último adiós en horas del mediodía de ayer, en el cementerio privado ubicado en la zona sur de la Capital.
Mientras el representante del Ministerio Público Fiscal recibió el primer informe de la autopsia y los informes peritales de la División Policía Científica, la abuela paterna de “Juli” dijo: “La familia queremos saber bien qué pasó ese día; cómo sucedió el accidente y quién es el responsable”.
“Para nosotros, el responsable es el que no guardó la llave de la camioneta. Para nosotros, es una pérdida irreparable. Nadie nos va a entregar a nuestra hija. A mi hijo, nadie le entregará ni le traerá a su hija de vuelta. Hoy, él —por el padre de la víctima— no tiene consuelo. Está destruido”, remarcó la abuela paterna de la menor, quien se encontraba acompañada de sus familiares.
