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La Provincia Análisis

Mutismo selectivo en la escuela: del sufrimiento psíquico a la escucha atenta

El aporte fue realizado por la Lic. Olga Romagnoli, vicepresidenta del Colegio de Psicopedagogos de Santiago del Estero

Cuando llega a la consulta institucional o privada a un psicopedagogo una familia o un docente con un síntoma de que “no habla en la escuela” inferimos que presenta dificultades de aprendizaje ya que la comunicación verbal lingüística es una de la inteligencias dentro de las múltiples que más interpela nuestro sistema educativo, junto con el de la inteligencia lógica matemática; aunque cada vez más se van incorporando paulatinamente a la estructura curricular otras dimensiones que complementan una formación integral.

 

Los psicopedagogos abordamos los problemas de aprendizaje que se presentan en la institución escolar y que generan un padecimiento en primer lugar en el niño;o adolescente y en segundo lugar en la familia y la escuela. Se trata de un trastorno de origen emocional que imposibilita al sujeto de poder hablar en ciertas situaciones que les genera angustia; denominada por lo mismo angustia social. Esta afectación en determinados contextos o circunstancias provoca en estos niños, alumnos, escolares cierta inhibición expresándolo mediante el lenguaje de tal manera que no responden ante un estímulo oral o ante alguna intervención, a tal punto que parecen mudos a pesar que si logran comunicarse en otros contextos. A esta patología se la denomina mutismo selectivo infantil aunque también pueden padecerla adolescentes y adultos

El mutismo selectivo es un trastorno de conducta infantil que afecta a 1 de cada 140 niños en el mundo, según las publicaciones científicas. Son niños que hablan normalmente en su casa (hasta por los codos) o donde se sienten cómodos, y enmudecen ante lugares y entornos que les genera ansiedad.

El abordaje es complejo, requiere de objetivos terapéuticos claros, intervenciones específicas, frecuencia e intensidad, todo dentro de un abordaje individual, familiar y grupal, tanto en la escuela como en la casa. Es sumamente importante la detección temprana de este trastorno, ya que en la mayoría de los casos afecta el aprendizaje y por otro lado puede ser un síntoma de claras manifestaciones de contacto social.

En los niveles maternal primera y segunda sección es un objetivo manifiesto la socialización del niño con sus pares, donde al mismo requiere de estas instancias de convivencia escolar para aceptar la presencia del otro, un par diferente de mi con quien debo compartir espacios, juegos y sobre todo a la docente. Muchas veces se dice que son niños tímidos que a veces pasa de ser una característica constitutiva de la personalidad a ser un síntoma de otras dificultades.

En Argentina contamos con la página en Facebook de Mutismo Selectivo Argentina, la cual cuenta con una guía para padres y docentes de la psicóloga Fabiana Baracchini, quien es autora del libro “Juanita” y la misma es la primer guía de mutismo selectivo “El mutismo selectivo no debe ser tratado sólo como un trastorno de ansiedad porque hay otras cuestiones implicadas: dificultades en la comunicación, conductas desafiantes, problemas del desarrollo. El tratamiento debe ser realizado en su ambiente natural y el enfoque debe ser multimodal: deben intervenir padres, docentes y profesionales de distintas áreas de la salud, como la psiquiatría. De acuerdo a las últimas investigaciones, cuanto más temprano se lo diagnostique, más probabilidades de éxito hay”, dice la Lic. Baracchini.

 

En la escuela

La escuela suele ser el primer entorno social diferente al familiar al que se enfrentan los niños y, por ello, es el escenario en el que, en primer lugar, se hacen evidentes las dificultades de interacción y comunicación verbal y donde puede detectarse con mayor facilidad el mutismo incipiente. Es importante señalar que el mutismo selectivo conlleva altos niveles de sufrimiento personal, además de importantes problemas de adaptación al entorno. Puede dificultar el desarrollo afectivo-emocional y repercutir negativamente (siempre en función de su gravedad y del grado de generalización del rechazo a hablar) en el desarrollo social, personal y académico del niño-a.

Además de las características propias del mutismo estos alumnos suelen presentar algunos rasgos de personalidad característicos como timidez, retraimiento social, dependencia, perfeccionismo, etc, que pueden agudizar el problema o contribuir a su consolidación. Para algunos autores, es un problema de comunicación, para otros es la manifestación de un estado de ansiedad. Se considera que las condiciones, características y funcionamiento del mutismo nos hablan de un problema multicausal.

El mutismo selectivo como trastorno forma parte de un continuo que va desde aquellos que se comunican oralmente pero lo hacen de manera escueta (aversión a hablar), pasa por los que seleccionan las personas y las situaciones en las que hablan (mutismo selectivo) y finaliza en los niños-as que van restringiendo progresivamente las situaciones y las personas hasta no hablar con nadie (mutismo total).

El mutismo progresivo o total cuenta generalmente con una historia previa de mutismo selectivo y/o de aversión a hablar muy intensa. La experiencia demuestra que si se deja que el problema se mantenga en el tiempo, no sólo no desaparecerá sino que con mucha probabilidad se agravará, el niño irá ampliando el rechazo a hablar en más situaciones y con más personas. De ahí la importancia de intervenir lo más tempranamente posible. La intervención se realiza de forma paralela en los dos ámbitos: familia y escuela bajo tratamiento multidisciplinario.

 

Los especialistas insisten en que siempre hay tiempo para sanar. No importa cuán tarde sea, el trabajo da sus frutos. Dan una serie de recomendaciones entre las cuales se destacan no sobreproteger al niño con mutismo selectivo, no obligarlo a hablar, invertir tiempo para conocerlo, darle formación a toda la gente que lo rodea para que lo acompañe en su tratamiento, otorgarle responsabilidades domésticas, tener una rutina y realizar las tareas en un lugar seguro, donde se sienta cómodo, entre otras cosas.

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