Tras el anuncio del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de reformar la Seguridad Social, se llevaron a cabo tres días de manifestaciones que tuvo como consecuencia la muerte de 10 personas y decenas de heridos. En las últimas horas y con el objetivo de controlar la situación, el mandatario envió a las fuerzas militares a los focos donde se llevaron a cabo los hechos, dejando así del lado el gesto original de iniciar una instancia de diálogo.
El envío del Ejercito fue ejecutado en al madrugada de hoy, y fue dirigido a la ciudad de Estelí, ubicada a 185 kilómetros de Managua. Imágenes de los medios locales mostraban enfrentamientos entre oficiales antidisturbios y manifestantes, e incendios en la ciudad, hasta hace una semana bastión del FSLN. Las tropas entraron como apoyo a la Policía y replegaron a los manifestantes.
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Trascendió que militares armados patrullaban el centro de la ciudad, mientras se había reportado un joven muerto, pero la información no fue confirmada por las autoridades. Mientras tanto, la Conferencia Episcopal de Nicaragua emitió este sábado un comunicado condenando la represión contra los manifestantes y exigió al Gobierno derogar las reformas al Seguro Social, que iniciaron las protestas. “Exhortamos a las autoridades del país a escuchar el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores que se han pronunciado al respecto de las reformas y derogarlas”, se lee en el comunicado de los obispos. “Una decisión unilateral siempre trae consigo la inestabilidad social. Rectificar las decisiones tomadas es signo de humanidad, escuchar es camino de sensatez, buscar a toda costa la paz es sabiduría”, agregaron.
