No lo hacen todos, pero de a poco se va arraigando en los adolescentes que están por terminar la secundaria, y se va extendiendo por el país. Se llama "último primer día" pero los estudiantes lo conocen directamente por la sigla UPD.
No es otra cosa que una gran fiesta que organizan ellos mismos el domingo anterior al inicio del dictado de clases, con la consigna de permanecer despiertos toda la noche, para terminar en el colegio sin haber dormido.
Se juntan en una casa o alquilan una quinta o finca; colocan luces, ponen música, compran comida y bebidas alcohólicas, y celebran. Nada que algún adulto no haya hecho en su época de adolescente, sólo que ahora preocupan los excesos que terminan cometiendo muchos chicos menores de edad, que toman de más y llegan borrachos a la escuela.
"En mi curso lo hicimos, no fue tan alocado, pero algunos se emborracharon y fueron así al colegio", contó una alumna. Es una modalidad que va ganando adeptos, como cuando se puso de moda el ritual de presentar la campera de polar que usarán en el viaje de estudios.
Ayer, luego de una de esas fiestas, en la Capital santiagueña hubo incidentes con pirotecnia protagonizados por estudiantes de un conocido colegio céntrico, que luego fueron descubiertos con damajuanas de vino en plena Plaza Libertad.
