La caída en la imagen del presidente Macri y en la confianza en la gestión del Gobierno es pasajera, dicen en la Casa Rosada. Allí ven este 2018 como un año “de transición” hacia el siguiente, electoral, donde las candidaturas aparecen cantadas. Todos a la reelección: Macri, la gobernadora Vidal, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Falta camino por delante, admiten, pero este proyecto de continuidad en el poder se piensa con tiempo. No hay otros nombres hoy en el horizonte macrista, y sí ambición por seguir extendiendo la ola amarilla a otras latitudes donde aún manda el peronismo.
Macri pidió a su plana mayor “transparencia” durante el retiro espiritual culminado hace horas en Chapadmalal.
Propios problemas
Sabe que el tema impacta fuerte en la opinión pública, y de hecho la diferenciación “con el pasado” kirchnerista en este aspecto le dio grandes réditos electorales.
Afronta ahora el Gobierno sus propios problemas, que igual minimiza; la denuncia de ocultamiento de una cuenta en Andorra con 1,2 millón de dólares por parte del subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan; se suma a la revelación de cuentas off-shore en islas Caimán del ministro de Finanzas, Luis Caputo.
La (anti) corrupción puede ser bandera pero no gana y pierde elecciones, creen espadas del Gobierno. La clave está en la política económica y la mayor inquietud oficial es la inflación que persiste en un gobierno lleno de economistas ortodoxos que venían a terminar con esta “enfermedad argentina”.
Correcciones
Sigue habiendo contradicciones no del todo aclaradas porque las subas que marca el Indec vienen alentadas hace rato por tarifazos y “correcciones” que dependen de las propias políticas oficiales. El Gobierno decidió en diciembre una devaluación que llevó el dólar a $ 20 (los analistas creen que en esta banda se situará al menos en las próximas semanas) y ese valor se traslada también a precios. Con la intención de poner techo de 15% a las paritarias solo anticipa deterioro del poder adquisitivo del salario, y mayor conflictividad social y gremial, que Hugo Moyano busca empezar a explotar con su movida de este 21 de febrero.
La oportunidad
En estas dificultades un sector del peronismo cree que por primera vez en la era macrista, en este año, se abre una “ventana” de oportunidad.
Un referente peronista de predicamento en el Congreso arriesga que la decantación de candidaturas llevaría a una interna el año que viene entre el salteño Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa. “¿Y qué peronista quedó en pie en las últimas elecciones?”, responde con una pregunta ante el planteo de que ambos fueron derrotados en octubre pasado.
En esta búsqueda de un camino del peronismo no cristinista se sucedieron en el verano mitines y mano a mano de líderes de diverso pelaje, aunque muchos de esos “representantes” huelen a tren fantasma de un pasado que se resiste al retiro. Ganancia para “lo nuevo”, lugar que en el imaginario social ha sabido ocupar Cambiemos.
