Un cartero de una reconocida empresa de correspondencia fue detenido y condenado por la justicia a un año de prisión tras descubrir que durante dos años se había robado unas 19.302 cartas. El hecho ocurrió en Puerto Madryn, provincia de Chubut, y las cartas jamás llegaron a sus destinatarios.
Se trata de Manuel Marcelino Gutiérrez, de quien la policía descubrió el botín epistolar casi por casualidad. A fines de 2009, alertados por una denuncia de su suegra por violencia familiar, los agentes ingresaron al domicilio de Gutiérrez y encontraron 26 bolsas grandes de basura desbordadas de cartas. Eran tantas, que incluso había algunas escondidas en una vieja lavadora que no usaba.
En 2015, en su declaración ante el tribunal, Gutiérrez alegó que estaban "tapados de trabajo" y se llevaba las cartas a su casa para organizarlas por barrio y después repartirlas. Aseguró que le entregaban unas 500 cartas por día y "no le daban los tiempos" para distribuir más de 300. Poco a poco las empezó a ocultar en su casa y "después no las pudo entregar". La mayoría de los sobres estaban cerrados, pero algunos habían sido abiertos y el acusado señaló a su suegra como la responsable de revisar el correo que él escondía.