Todo comenzó con un artículo publicado por un periódico británico que afirmaba que los anuncios de las grandes marcas aparecían junto a videos de niños o adolescentes, la mayoría de las veces publicados inocentemente pero que provocaron comentarios pedófilos por parte de los usuarios.
"Tenemos políticas claras contra los videos y los comentarios en YouTube que sexualizan o explotan a los niños y los aplicamos de manera drástica cada vez que somos alertados sobre ese contenido", dijo un portavoz de YouTube.