(Enviados especiales). Bajo el lema, “María consuela y fortalece a nuestras familias” más de 30 mil fieles se llegaron hasta el Vallecito de Sumampa para venerar a Nuestra Señora de la Consolación.
La misa central comenzó aproximadamente a las 19, celebrada por la el obispo monseñor Vicente Bokalic, concelebra por el rector del santuario de Sumampa, padre Miguel Espíndola y el rector del santuario Nuestro Señor de los Milagros de Mailín, padre Rubén Lassaga.
Antes de comenzar la santa misa, se hizo una oración especial por los 44 tripulantes del ARA San Juan. En esa oportunidad, el obispo pidió: “Vamos a unirnos en la oración para pedir que los encuentren vivos, y especialmente por las familias que están angustiadas y esperanzadas para que puedan reencontrarse con los suyos”.
En la homilía, Bokalic hizo hincapié en la Jornada Mundial de los Pobres y el año de los jóvenes que se aproxima.
“Es un encuentro que los preparamos con mucho cariño. Hemos dejado muchas cosas de lado para poder estar aquí, sabemos que desde lo económico tampoco es fácil”. “Como María, tenemos que tener los ojos muy abierto a lo que nos está pasando, necesitamos abrirnos para ver tanto sufrimiento que hay cerca nuestro”.
“Vamos a vivir dos momentos especiales en la Iglesia, el domingo pasado, siguiendo las indicaciones del Papa hemos celebrado la primera Jornada Mundial de los Pobres, porque Francisco nos quiere poner en el centro de nuestras vidas a los pobres, para que no nos quedemos mirando para otro lado”.
El milagro
“Tenemos que pedir el milagro a la Virgen para que veamos el sufrimiento en los hermanos, que toque el corazón de quienes tienen el poder para transformar es historias de injusticia”.
“Hay un sector que está sufriendo mucho como es el de los jóvenes, como nos duele cada vida truncada de los jóvenes, como nos duele tantos jóvenes que no tienen esperanza en vuestras vidas, que están solos, que no tiene un techo, que no tienen contención, tantos jóvenes que no esperan nada de la vida, que ya son viejos en su plena juventud, como nos duele eso.
Este es el año que el papa Francisco nos llama a poner la mirada sobre nuestros jóvenes, a acompañarlos, a salir al encuentro de tantas vidas que están en riesgo en nuestra juventud. Acompañarlos en sus luchas, a encontrar en sus caminos.
Cuántos chicos jóvenes que se quitan la vida porque no tienen esperanzas, porque no los quieren, o porque no nos escuchan. Nos tiene que doler cada muerte, por jóvenes que arriesgan su vida no podemos quedarnos quietos. Un día el Señor nos va a preguntar qué hiciste por tu hermano”.
