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Especiales Lectura

LIBROS PARA COMPARAR

La semana que comienza tendrá el agregado de que será en la que da comienzo la 8va Feria del Libro de la provincia. Desde aquí recomendamos algunos títulos que ya son clásicos, con un contenido fuertemente actual.

“Construir al enemigo” de Umberto Eco

 

Todo el mundo necesita tener un enemigo, nos dice Umberto Eco, los países, los sistemas, cada uno de nosotros. Y si no existe el enemigo hay que inventarlo, es una figura imprescindible, un antagonista que nos permite definir nuestra identidad y medir nuestro sistema de valores. (Fragmento)

Hace años, en Nueva York, me tocó un taxista cuyo nombre era difícil de descifrar y me aclaró que era paquistaní. Me preguntó de dónde era yo y le contesté que italiano. Me preguntó que cuántos éramos y se quedó asombrado de que fuéramos tan pocos y de que nuestra lengua no fuera el inglés.

Por último me preguntó cuáles eran nuestros enemigos. Ante mi «¿Perdone?», aclaró despacio que quería saber con qué pueblos estábamos en guerra desde hacía siglos por reivindicaciones territoriales, odios étnicos, violaciones permanentes de fronteras, etcétera, etcétera. Le dije que no estábamos en guerra con nadie. Con aire condescendiente me explicó que quería saber quiénes eran nuestros adversarios históricos, esos que primero ellos nos matan y luego los matamos nosotros o viceversa. Le repetí que no los tenemos, que la última guerra la hicimos hace más de medio siglo, entre otras cosas, empezándola con un enemigo y acabándola con otro.

No estaba satisfecho. ¿Cómo es posible que haya un pueblo que no tiene enemigos? Nada más bajarme, dejándole dos dólares de propina para recompensarle por nuestro indolente pacifismo, se me ocurrió lo que debería haberle contestado, es decir, que no es verdad que los italianos no tienen enemigos. No tienen enemigos externos y, en todo caso, no logran ponerse de acuerdo jamás para decidir quiénes son, porque están siempre en guerra entre ellos: Pisa contra Lucca, güelfos contra gibelinos, nordistas contra sudistas, fascistas contra partisanos, mafia contra Estado, gobierno contra magistratura. Y es una pena que por aquel entonces todavía no se hubiera producido la caída de los dos gobiernos de Romano Prodi, porque le habría podido explicar mejor qué significa perder una guerra por culpa del fuego amigo.

Ahora bien, reflexionando sobre aquel episodio, me he convencido de que una de las desgracias de nuestro país, en los últimos sesenta años, ha sido precisamente no haber tenido verdaderos enemigos…

 

“Una sombra ya pronto serás” de Osvaldo Soriano

 

La condición humana se proyecta en la imagen del camino; esta novela magistral transcurre en rutas desiertas, moteles en huelga, trenes vacíos y pueblos fantasmas. Desde allí se comprende mejor un país que repele y atrae al mismo tiempo. ‘Una sombra ya pronto serás’ parece sugerir que aún queda la posibilidad de vivir el naufragio con humor y con dignidad.

“Estaba trabajando en una historia sobre un espía argentino en París a principios de siglo cuando un día, cruzando la calle, tuve la visión de un tipo haciendo dedo al costado de una ruta desierta. Supe que era ingeniero en informática, un científico que podría ser útil para un país en crecimiento. Y que sus desventuras debían transcurrir en medio del ajuste menemista, en esa Argentina que cae en todas las trampas de la historia, que sufre a todos los gobiernos después de creer en todas las promesas.”

(Fragmento)

Tantas veces empecé de nuevo que por momentos sentía la tentación de abandonarme. ¿Por qué si una vez conseguí salir del pozo volví a caer como un estúpido? «Porque es tu pozo», me respondí, «porque lo cavaste con tus propias manos». Un chimango vino a posarse sobre el alambre, cerca de la camisa, y el gato abrió un ojo. Al mismo tiempo escuché el ruido de un auto que se acercaba por la ruta.

Di un salto para ir a buscar la camisa y el pájaro salió volando cerca de mi cabeza. Apenas tuve tiempo de calzarme los zapatos y agarrar el saco cuando a la playa entró un Renault Gordini lleno de valijas sobre el techo y un paragolpes alto como el de un camión. Tenía la carrocería llena de parches y las gomas nuevas como si lo hubieran resucitado esa mañana. Dio un salto en el terraplén, hizo un zigzag y entró, triunfal, a la explanada de los surtidores.

— ¡Finito! —gritó el que manejaba

—, ¡l’avventura è finita! …

 

 

“Fiesta” de Ernest Hemingway

 

Es una novela escrita en 1926, está considerada la primera obra de importancia del autor. En ella describe la historia de una serie de personajes pertenecientes a la llamada Generación perdida del período de entreguerras, en una serie de viajes en Francia y España.

Tras la Primera Guerra Mundial Jake Barnes —un periodista norteamericano incapacitado sexualmente por una herida de guerra— y Brett Ashley —enfermera en la contienda, durante la que ambos mantuvieron una relación—, se reencuentran en el París del período de entreguerras donde se relacionarán con la comunidad norteamericana. Gran parte de la ambientación de la parte inicial de la novela girará en torno a este colectivo y a los lugares que frecuenta.

Desde allí Jake, Brett y sus compañeros Cohn, Bill y Mike se dirigen a España para pescar y para asistir a los Sanfermines, en Pamplona. Durante las fiestas, descritas al detalle, se sucederán una serie de problemas amorosos protagonizados por Brett, en los que intervienen Michael, su prometido, Cohn, con el que ha mantenido un romance semanas antes y Pedro Romero, un torero prometedor y en los que se remarcará la posición de Barnes como simple espectador. Tras acabar las fiestas el grupo se disolverá, terminando la historia en Madrid.

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