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Opinión

Encuentros fundamentales para los temas nacionales

Los argentinos aún tenemos ante nosotros problemas inmediatos y de tal magnitud (inflación, tarifazos, desocupación, etc.) que requieren soluciones rápidas.

No obstante las señales de recuperación del crecimiento económico que comenzaron a darse en el último trimestre, aunque con una inflación que no bajó a los porcentuales esperados por el Gobierno. Las circunstancias que vive el país en lo social han calado muy hondo —como lo ha señalado la Iglesia—.

 

Asimismo, el frente conflictivo político —huelga decirlo—, crea frentes de tormenta que son necesarios disipar, sin que ya medien motivos de confrontaciones una vez pasadas las elecciones del 22 de octubre, para llegar a acuerdos y capear el futuro con medidas superadoras.

 

Por el momento, gran parte de las soluciones están en el terreno de las expresiones de anhelo. Todo dependerá de establecer sólidas bases de diálogo y consenso para la búsqueda de soluciones, de lo contrario, un destino complicado puede esperar al país. Toda tarea de reconstrucción debe comenzar por algún núcleo de unidad, por algún polo referencial que pueda por lo menos mostrarse como un intento de unidad, porque de lo contrario aún quienes piensan que de “la grieta” pueden obtener algún rédito político, a poco de andar pueden ser devorados por la anarquía y terminar víctimas de su propio invento.

 

La Argentina se debate en la encrucijada actual porque su progreso ha sido inarmónico y los enfrentamientos desvanecieron el necesario esfuerzo común para salir adelante.

 

En el plano económico, son bienvenidos encuentros multisectoriales, congresos o coloquios como el de IDEA que acaba de realizarse en Mar del Plata —en sus 53 años consecutivos—, reuniendo a dirigentes de los sectores relevantes del ámbito nacional e internacional, público y privado, para el tratamiento estratégico de los grandes temas nacionales. Está demostrado que la falta de un diálogo amplio con los sectores de la producción merma las posibilidades de crecimiento sostenido.

 

De ahí la importancia de las reuniones entre el Gobierno y los sectores de la producción y el empresariado en general, para abordar las cuestiones fundamentales que reclama el país e interesan al empresariado para la búsqueda del progreso. En este sentido, está dicho que la teoría económica más eficaz es la del progreso armónico a partir del esfuerzo común.

 

Así lo han demostrado los países del sudeste asiático, que han sabido asumir sus realidades a fondo, y a partir de una concepción de una economía protegida en lo interno, recién se lanzaron a competir en lo externo. Son países que no han descuidado el sentido social que debe orientar la dinámica de una nación que quiere desarrollarse plenamente, sin dejar vacíos peligrosos que generan conflictos traumáticos.

 

Las soluciones no son imposibles si se abren caminos de consensos, como basamento sustancial para alcanzarlas. A partir de esto, el nuevo horizonte de superación, concordia y crecimiento que se espera no será un espejismo.

 

 

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