Así se tituló la obra cumbre del periodista Dante Panzeri, escrita en el año 1967. En dicho libro, que ya cumplió 50 años, el genial Panzeri explicó muy bien por qué el fútbol es el deporte más impredecible del mundo, más allá de las tácticas, estrategias y entrenamientos que uno pueda llegar a realizar.
Él indica que, mientras haya un rival enfrente con sus planes, mientras esté el factor humano y colectivo de por medio, será siempre el fútbol el deporte más impredecible del mundo.
Hecha esta pequeña introducción, vayamos a lo nuestro, a lo que nos ocupa y preocupa en el día de hoy.
River Plate recibe hoy (19.15) a Jorge Wilstermann de Bolivia, por la Copa Bridgestone Libertadores, con la necesidad de ganar por una diferencia de, al menos, tres goles, para ir a una eventual definición por penales.
Claro que para que ello ocurra, debería repetirse el resultado de la ida: 3-0. De lo contrario, si el visitante marca algún gol, obligará a River a marcar cinco o más para poder avanzar a las semifinales (diferencia de cuatro para pasar, en caso de recibir más goles). Está más que claro que si el “millonario” gana 4-0, avanzará sin inconvenientes.
¿Está River en condiciones de dar vuelta la historia? Por supuesto que sí. Por historia, por la jerarquía de su plantel y porque, desde que asumió Marcelo Gallardo como DT, construyó una "mística especial" para disputar estos partidos de Copa Libertadores.
Que la diferencia a descontar es amplia. Sí, es amplia. Que mereció mejor suerte en la ida. Sí, la mereció; pero también es cierto que perdió 3-0 porque falló en las dos áreas, en la propia a la hora de defender y en la de enfrente a la hora de definir las muchas situaciones de gol que generó.
Conclusión: Si ellos pudieron marcar esa diferencia en su casa, River también puede hacerlo en la suya, por aquello de… Fútbol: dinámica de lo impensado.
