Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Especiales Roberto Fontanarrosa

El Escritor de Siempre

Siempre es bueno recordar a quienes han sabido ganarse un lugar en el corazón de la gente y se quedaron ahí para siempre. En este caso se trata de uno de los escritores más destacados que ha dado nuestra literatura. Hombre que supo trabajar en distintos rubros, desde la historieta hasta la novela, pasando por el teatro y algunas colaboraciones en cine.

Roberto Fontanarrosa nació en la ciudad de Rosario, en 1944. Durante su infancia vivió en el centro de la ciudad en un antiguo edificio en la esquina de Catamarca y Corrientes (más precisamente en Catamarca 1421).

 

Fue a la escuela primaria Mariano Moreno y comenzó la secundaria en la escuela Industrial (hoy Politécnico). Su carrera comenzó a finales de los años 60 como dibujante humorístico en la Revista Boom de Rosario (1968) luego en Zoom y Deporte 70 destacándose rápidamente por su calidad y por la rapidez y seguridad con que ejecutaba sus dibujos. Estas cualidades hicieron que su producción gráfica fuera copiosa. Por el año 1973 dibuja en las revistas Hortensia y Satiricón y en el diario Clarín. Entre sus personajes más conocidos están el matón Boogie El Aceitoso y el gaucho Inodoro Pereyra (con su perro Mendieta). Su fama trascendió las fronteras de Argentina. Por ejemplo, Boogie, el aceitoso empezó a publicarse en un diario de Colombia, y luego fue publicado muchos años por el semanario mexicano Proceso.1

 

Se le conocía su gusto por el fútbol, deporte al cual le dedicó varias de sus obras. El cuento 19 de diciembre de 1971 es un clásico de la literatura futbolística argentina. Como buen «futbolero» siempre mostró su simpatía por el equipo al que seguía desde pequeño, Rosario Central. En 1954 el pequeño Fontanarrosa, con diez años, fue a la cancha por primera vez a ver al club de sus amores que jugaba frente a Tigre.

 

Una de sus citas más conocidas sobre el fútbol es: “Si hubiera que ponerle música de fondo a mi vida, sería la transmisión de los partidos de fútbol”.

 

En los años setenta y ochenta, se lo podía encontrar tomándose un café en sus ratos libres en el bar El Cairo (esquina de calles Santa Fe y Sarmiento), sentado a la metafórica «mesa de los galanes», escenario de muchos de sus mejores cuentos. Desde los años noventa, la mesa se mudó al bar La Sede hasta la reapertura de El Cairo.

 

Se casó dos veces. Con su primera esposa tuvo a su único hijo, Franco. Su segunda esposa, Gabriela Mahy, lo conoció en 2002 y contrajeron matrimonio en noviembre de 2006, previo divorcio.

 

 

 

Su enfermedad

 

En 2003 se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, por lo que desde 2006 utilizó frecuentemente una silla de ruedas.

 

Fue expositor en el III Congreso de la Lengua Española que se desarrolló en Rosario (Argentina), el 20 de noviembre de 2004. En el mismo dio la charla titulada «Sobre las malas palabras».

 

El 18 de enero de 2007 anunció que dejaría de dibujar sus historietas, debido a que había perdido el completo control de su mano derecha a causa de la enfermedad. Sin embargo aclaró que continuaría escribiendo guiones para sus personajes. Desde entonces, el historietista Crist se encargó de ilustrar sus chistes sueltos, mientras que Oscar Salas hacía lo mismo con sus historietas de Inodoro Pereyra.

 

 

 

Su muerte

 

Fontanarrosa falleció el 19 de julio de 2007, a los 62 años, víctima de un paro cardiorrespiratorio una hora después de ingresar en un hospital con un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda.

 

Muchos y merecidos premios recibió por su trabajo, pero quizá el más importante fue el cariño con el que la gente lo despidió cuando nos dejó: fue enterrado al día siguiente de su muerte, acompañado por cientos de ciudadanos, entre ellos escritores, actores y autoridades de la política nacional.

 

La marcha hizo una parada por espacio de unos minutos en cercanías al Estadio Gigante de Arroyito (estadio de Rosario Central; club del cual Fontanarrosa era un reconocido hincha), y luego continuó hacia el norte, hacia el cementerio Parque de la Eternidad en la vecina localidad de Granadero Baigorria, donde fue enterrado.

 

Quienes lo conocieron dicen que fue una persona divertida, inteligente, humilde y gran cultor de la amistad.

 

En noviembre de 2008 la segunda esposa, Gabriela, decidió radicar una denuncia demandando a Franco, el hijo del escritor, por los derechos intelectuales de la obra. La mujer lo acusa de quedarse con las regalías por los libros y otros escritos.

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso