Tras el reclamo realizado ayer por la Confederación General del Trabajo (CGT), quienes marcharon en rechazo de una posible reforma laboral y en pedido de control sobre los puestos de trabajo perdidos, el presidente Mauricio Macri tomó una serie de medidas que afectan directamente al sector sindical. Desvinculó del Ejecutivo a Luis Alberto Scervino, que ocupaba el cargo de superintendente de Servicios de Salud de la Nación, y a Ezequiel Sabor, viceministro de Trabajo.
A sólo horas de la movilización de la CGT a la Plaza de Mayo, en la que hubo duros cuestionamientos al Gobierno, Mauricio Macri desplazó a dos funcionarios cercanos al sindicalismo, en lo que significa mensaje directo al corazón del movimiento obrero. Según confirmaron fuentes oficiales, Scervino llegó al cargo de la mano del sindicalista José Luis Lingeri y su designación había sido un gesto del Gobierno hacia los gremios. Lingeri fue uno de los dirigentes que estuvo en el palco principal del acto de la CGT.
El ahora ex titular de la Superintendencia de Servicios de Salud, organismo que maneja los fondos que se distribuyen para las obras sociales, será reemplazado por ahora por Sandro Taricco, gerente General del organismo. Taricco había llegado a ese lugar impulsado por Graciela Ocaña, primera candidata a diputada nacional del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.
En cuanto a Sabor, quien hasta ayer era viceministro de Trabajo, el funcionario era uno de los nexos entre el Gobierno y los sindicatos. Si bien aún no habrá reemplazo, será un hombre cercano al ministro Jorge Triaca, según subrayaron en su entorno. Con esta decisión, Macri endurece abiertamente su posición frente a los gremios.
