Los puntos negros son un tipo de acné que se caracteriza por la presencia de pequeños bultos negros incrustados en la piel. Son granos que no tienen piel sobre ellos. Al estar expuestos al aire, la capa superior de suciedad en los poros se oxida y se hace del color negro que los caracteriza.
La personas con piel grasa y poros grandes son más propensas a las espinillas y a los puntos negros. En este sentido, hay que tener en cuenta que si bien no se puede mofidicar nuestra genética, sí se pueden determinar medidas para reducir la aparición de los puntos negros.
La causa principal de la aparición de estos es no llevar un sistema de limpieza de la piel con regularidad y constancia.
Aparte de carecer de una rutina para el cuidado de la piel, otras razones por las que aparecen pueden ser las hormonas, el uso de productos de maquillaje equivocados o la exposición a toxinas.
Por lo tanto, es necesario realizar una vez por semana una limpieza profunda de los poros. Un exfoliante fácil de hacer en casa para cuando los tiempos te apremien y no puedas recurrir a una esteticista, consiste en mezclar bicarbonato de sodio con jugo de limón hasta obtener una pasta fina. Este producto también se puede hacer con azúcar. Sin embargo, hacerlo para el rostro requiere de un ingrediente más suave como el bicarbonato de sodio.
Se humedece el cutis y se aplica el exfoliante con movimientos ligeros y circulares durante cuatro minutos. Concéntrese en los puntos negros, pero recuerde usar un toque ligero. Si frota muy fuerte podría dañar su piel.
