El pueblo de la provincia de Córdoba, compuesto por unos doscientos habitantes, está a punto de desaparecer. Las casas de los pobladores, la escuela, la iglesia y toda la vida social de la villa transcurren dentro del mismo terreno donde la minera Cefas explota la cantera de cal, la única actividad económica de la zona.
Los trabajadores recientemente desafectados, además de los puestos de trabajo, están a punto de perder sus casas que ya empezaron a ser demolidas por la empresa.
A fines del año pasado, Cefas comenzó una serie de despidos masivos que terminaron la semana pasada con los últimos 70 trabajadores que quedaban en la cantera. La situación se volvió crítica para los vecinos: además de los puestos de trabajo, están a punto de perder sus casas que ya empezaron a ser demolidas por la empresa porque forman parte de su propiedad.
Según dieron a conocer, toda la vida de Quilpo se desarrolló alrededor de esta fábrica y toda la población -incluida la escuela y la iglesia- está dentro del inmueble de la empresa.
El pequeño paraje, también conocido como pueblo blanco, surgió con la llegada de Canteras El Sauce, en 1940, que instaló el emprendimiento minero y llegó a tener 300 empleados. Alrededor de la cantera, los hornos y la embolsadora fueron instalándose las casas de los obreros, la enfermería, una iglesia, un jardín de infantes, dos escuelas primarias y un secundario con orientación en minería. En 1994, la empresa quebró y fue comprada por Cefas SA.
