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BIBLIOTECA SARMIENTO, LA MEMORIA QUE COMPARTE

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Libros. Crédito: La institución hoy se erige renovada, con la mirada llena de expectativas, proyectos y en compañía.

La Biblioteca Sarmiento, de la ciudad Capital de Santiago del Estero es uno de los puntos culturales más emblemáticos del norte de nuestro país. Se presencia se ha ido acrecentado con el paso del tiempo, con el lógico devenir de los acontecimientos sociales y políticos, que por momentos amenazaron con confinarla al duro rincón del olvido. Hoy se erige renovada, con la mirada llena de expectativas, proyectos y en compañía.

 

 

De este presente con nuevos bríos ha nacido, con el firme propósito de poder dar a conocer gran parte de los tesoros que “La Sarmiento” guarda en sus archivos, la editorial de la biblioteca. En el 2016 hizo su debut con el libro Cartas de La Brasa. Un cuidado trabajo a cargo de su presidente, el profesor Daniel Guzmán. A partir de ese momento su actividad ha sido intensa. Tanto es así que son muchos los títulos en los que se trabaja hoy de manera simultánea, y ya son varios los que están al alcance de la gente, fruto de un trabajo ordenado y criterioso, del cual los resultados son volúmenes que pasan a formar parte fundamental en la vital estructura social, de la que forma parte una entidad tan prestigiosa como la biblioteca Sarmiento. A continuación, compartimos tres artículos referidos a libros que se han editado con éxito contundente.

 

SILUETAS CONTEMPORÁNEAS

NUEVA COLECCIÓN DE LA BIBLIOTECA SARMIENTO (DANIEL GUZMÁN)

 

Antes de hablar del libro que tratamos en este estudio introductorio. Describamos el ambiente cultural en el que vivió su autor Pablo Lascano. El año  1880 para Santiago del Estero parece ser una bisagra entre un período  de retroceso y el definido por  Emilio Christensen, como un “nuevo período de cultura”. Por lo tanto, se dejaba atrás el tiempo taboadista, en consonancia con todo el país, que ingresaba de la mano de la generación del 80, en el progreso y el orden. Luego de 1880, se dispara el fenómeno de la formación de sociedades literarias o culturales, juntamente en coincidencia con el proceso de difusión de las ideas liberales, y positivistas, que impactan en la Provincia, dentro del amplio marco de progreso que la elite rojista le impone a la misma (urbanización, ferrocarriles, políticas educativas estatales, políticas de riego, etc.). Una muestra de este movimiento, fue la construcción del “Teatro Recreo” en 1888, que instala así una forma de sociabilidad intelectual –la formación de grupos dramáticos- que daría sus frutos más tarde. Paralelamente a estas  políticas culturales del sector privado que fueron las sociedades culturales, el estado comienza a  alentar  las primeras publicaciones de libros nativos, como “Libros capitulares de Santiago del Estero” (1882) de Ángel Justiniano Carranza, “Memoria descriptiva de la Provincia” (1885) de Alejandro Gancedo, “Memoria Descriptiva de la Provincia de Santiago del Estero” (1889), de Lorenzo Fazio, y “Manual del idioma general del Perú” (1889), de Miguel Angel Mossi,  siendo “Siluetas contemporáneas” (1889) de Pablo Lescano, uno de los pocos libros solventado por su autor. Este  ya en 1884 escribía desde Tucumán las impresiones que le había causado la conferencia de Edmundo D`Amicis en la Sociedad Sarmiento de esa provincia, sobre el “movimiento intelectual de la Francia, naturalismo y el idealismo”, hecho que debió ser para Lascano, y los lectores del “El País”, una cierta actualización de la novedad cultural para un tipo de lector que comenzaba a diferenciarse del resto, por su consumo de determinados bienes culturales (nuevas corrientes literarias o artísticas).

 

ANARQUISMO EN EL NOROESTE ARGENTINO  

 

Este ha sido uno de los libros que se produjeron en la editorial de la Biblioteca Sarmiento. El mismo fue presentado en distintos espacios de cultura del país con muy buena recepción.

 

Uno de los investigadores más importantes en anarquismo, Juan Suriano, nos dice En las últimas décadas del siglo XIX Argentina se convirtió en un país moderno, debido a su integración plena al mercado mundial como productor de bienes primarios. Una de las principales transformaciones se verificó en el mundo urbano donde se conformó una sociedad compleja, moderna y esencialmente distinta a la “gran aldea” que aún debían rememorar, seguramente con nostalgia, los mayores. En esta sociedad nueva, cosmopolita y fuertemente estratificada emergieron nuevos actores sociales. Uno de ellos, los trabajadores, a diferencia de los sectores populares de la sociedad criolla tradicional relacionados a las élites por lazos de deferencia y paternalismo, recortaron en el espacio público, orientados por sus vanguardias, formas discursivas y prácticas políticas, sociales y culturales que le eran propias.

 

 

El anarquismo, conjuntamente al socialismo, participó activamente de este proceso y contribuyó de manera notable a impulsar y otorgar una identidad al espacio público transitado por los trabajadores a través de la edición de periódicos, revistas y folletos así como de la conformación de un circuito político y cultural que combinaba conferencias, fiestas, reuniones, mítines, representaciones teatrales, escuelas y bibliotecas. Pero donde el anarquismo demostró una mayor resistencia a integrarse y una mayor voluntad y convicción de plantear una práctica alternativa fue en el terreno específicamente político, pues rechazaron abierta y frontalmente el sistema representativo parlamentario y electoral. Esta postura era una consecuencia directa de la negación de la noción de Estado. Al impugnarlo se oponían cerradamente no sólo a su existencia sino a las prácticas políticas electorales que lo sustentaban y, de esta forma, se autoexcluyeron de un sistema que, aunque restrictivo y fraudulento, comenzaba a convertir lenta pero indefectiblemente a los habitantes en ciudadanos. Contra las nociones de ciudadanía, representación y participación política el anarquismo, presionado por la urgencia revolucionaria que le era característica, postulaba otras formas más espontáneas de hacer política como la huelga general y, en menor medida, la propaganda por el hecho que, a su juicio, habrían de modificar la sociedad actual y eliminar las desigualdades a partir de la desaparición de las clases sociales y el Estado que las sustentaba.

 

 

La producción historiográfica sobre el anarquismo argentino se ha reiterado en ciertos supuestos sobre la afinidad entre la ideología libertaria y el movimiento obrero, dando por obvias la relación entre apoliticismo anarquista e indiferencia de los trabajadores ante el sistema político. Esta forma de mirar la historia simplificó el análisis del proceso de identificación entre las vanguardias políticas y los trabajadores, en tanto no se han preocupado por desentrañar los motivos que impulsaban la impugnación libertaria de las prácticas políticas representativas así como tampoco las dificultades inherentes a esta concepción. Así, se ocluyeron ciertos problemas que, puestos en la superficie, tal vez contribuyan a comprender mejor el proceso de conformación de los actores políticos en la etapa formativa de la Argentina moderna.

 

 

Además y por fuera de los grandes alcances de la historiografía desde Buenos Aires, el estudio sobre el anarquismo en el noroeste argentino hasta ahora resultó ser sumamente fragmentado, a los trabajos de Héctor Guzmán, Pablo Cosso o José Saravia, se le suman la de investigadoras como Vanesa Teitelbaum para el caso de Tucumán de principios de siglo XX. En el ámbito nacional, el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierda (CeDInCi) realizó en el año 2016 un 1º Congreso de Investigador X sobre Anarquismo que apunta a ser el espacio rector a futuro en lo que hace a los estudios sobre esta cuestión en particular. Sin embargo, el año pasado también se realizó en Santiago del Estero la 1º Jornada de Investigadores sobre el Anarquismo en la Región, organizada por la Biblioteca Sarmiento y auspiciada igualmente por el CeDinCI. En ella, investigadores de Tucumán, Salta y Santiago pudieron plasmar sus inquietudes y avances en las perspectivas sobre el estudio histórico del anarquismo en la región.

 

 

Y es en base a esas jornadas que llegamos al día de hoy: el libro. Este sale a través de una de las editoriales con la que cuenta la Biblioteca Sarmiento, Atalaya, cuya directora es Marcela Prietto (doctora en Historia) y busca publicar las investigaciones que se desarrollan en el Centro de Estudios sobre el Antifascismo y el Anarquismo (CIDASE), que funciona en la Biblioteca. Los capítulos con los que cuenta “Anarquismo en el Noroeste Argentino. Los movimientos obreros en el siglo XX son aportes esenciales para buscar un puntapié inicial en la reconstrucción anarquista regional.

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