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Opinión El escenario electoral se va modificando y se acercan las fechas

En octubre, las cosas se plantearán blanco o negro

Por Guido Braslavsky

Sería antipático para macristas y kirchneristas reconocer que hay continuidades importantes en algunas políticas y estrategias de relacionamiento con el mundo. Como se verificó en la visita presidencial a China, donde los principales acuerdos de inversiones con el gigante asiático no difieren demasiado con los suscriptos por Cristina Kirchner en las postrimerías de su mandato: la construcción de dos centrales nucleares, en Campana (Atucha III) y en Río Negro, con un desembolso de U$S 12.500 millones.

 

Avanzará también la construcción con China de las dos represas en Santa Cruz, obras paralizadas desde fines del año pasado a la espera de los resultados de un estudio de impacto ambiental que ordenó la Corte Suprema.

 

Los ex secretarios de Energía de la Nación que antes se oponían a todos estos acuerdos con China y cuestionaban duramente al gobierno kirchnerista, hoy los avalan. Casi todos integran desde la llegada del macrismo empresas o entes estatales, en los más altos cargos directivos.

 

Tampoco se cuestiona hoy la “base militar china” en Neuquén, en realidad una estación “de espacio lejano”, una antena gigante parabólica para entablar comunicaciones con naves y satélites a millones de kilómetros en el espacio. La estación que está cerca de Las Lajas y cuya construcción generó mil suspicacias está terminada y podría inaugurarse este año. Y quizás lo haga el mismo presidente.

 

Macri ha dicho que este viaje a China ha sido el más importante que ha realizado desde diciembre de 2015.

En las elecciones de octubre, en cambio, las cosas se plantearán a blanco o negro. La economía crecerá a lo sumo 3%, y si los más optimistas se bajaron de estimaciones de fines de 2016 que hablaban de más de 5% es porque el Gobierno restringe los salarios y el consumo no para de derrumbarse. “Sin plata en el bolsillo no hay consumo”, dicen los críticos.

 

Los gremios cerraron acuerdos en torno a 20% con cláusula gatillo por inflación, pero con equiparar las subas de este año no se recuperan los 10 puntos perdidos en 2016 en promedio, ya que hubo paritarias en torno a 31%, pero la inflación superó el 40%. Ni qué hablar de la situación desventajosa del sector informal, que es un tercio de los trabajadores.

 

Sin que la economía alcance para “ganar” por sí sola la elección —un derrame en los bolsillos tiene correlato inevitable en las urnas— camina firme la estrategia de polarizar con el “pasado” que expresaría el kirchnerismo.

 

De su lado, Cristina Kirchner mantiene el enigma sobre su candidatura, en un peronismo bonaerense en ebullición y lleno de contradicciones. Muchos intendentes que apoyaban a Florencio Randazzo se han moderado porque en sus distritos Cristina es la que más mide, y temen perder el control de sus concejos deliberantes.

 

Cristina es la dirigente con el voto más fidelizado y capaz de trasladarlo, se asegura, a quien ella designe aún si no es candidata.

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