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El País Mendoza

Se entregó la monja japonesa, acusada de ser partícipe en los abusos sexuales del Instituto Próvolo

Kosaka Kumiko se entregó ante las autoridades policiales de Buenos Aires, durante el mediodía de este martes.

En el marco de la investigación por el aberrante caso de los abusos sexuales a niños del Instituto Antonio Próvolo de Mendoza, la monja Kosaka Kumiko quien está acusada de participar en ello, se entregó ante las autoridades policiales de Buenos Aires, durante el mediodía de este martes.

 

Las fuentes judiciales comunicaron que desde Interpol se dio aviso al fiscal que lleva la causa en la provincia cuyana, Gustavo Stroppiana, quien espera ahora que la religiosa, oriunda de Japón y con pedido de captura internacional, sea trasladada a Mendoza en los próximos días.

 

 

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Los investigadores creen que la monja, quien consiguió abogado en los últimos días, se escondía en alguna provincia del noreste argentino o en algún país limítrofe. Antes de ser reclamada su detención el 31 de marzo, la mujer había estado dando clases en dos colegios de la localidad bonaerense de Bella Vista, en el partido de San Miguel.

 

En los últimos días, Kumiko fue señalada en más de una oportunidad por jóvenes hipoacúsicas no sólo de haber presenciado los vejámenes sino de haber sido parte activa de los ataques sexuales.

 

 

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La monja trabajó durante años en la llamada "Casita de Dios" mendocina, acompañando a las pequeñas que se quedaban a dormir en el albergue de Luján de Cuyo, pero ya hacían tres años que había dejado la institución. Su anterior trabajo fue en la congregación de Nuestra Señora del Huerto en el departamento de San Carlos.

 

Los investigadores empezaron a buscar a la mujer luego de que una joven de 17 años fuera la primera en involucrarla en los abusos. La chica aseguró que luego de ser retirada del aula y sometida sexualmente en una habitación por uno de los sacerdotes, actualmente detenido junto a otros cuatro miembros de la institución, fue asistida por la religiosa quien le colocó un apósito o pañal por el sangrado que presentaba, lo que le impedía sentarse en la clase, señala el portal de La Nación. 

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