Wei Jia es un caso entre alrededor de 400 protagonizados por extranjeros que cayeron en el fraude. La mitad ellos son oriundos de China, un país que obliga a renunciar a esa nacionalidad para adoptar otra. Hoy esos 200 quedaron en un limbo.
Wei Jia nació en 1967, en la provincia china de Fujian. En 2001 llegó en Buenos Aires y tardó cuatro años en iniciar el trámite de la carta de ciudadanía, en la provincia de Córdoba. Pusieron un comercio en Recoleta y compraron una casa.
Durante 11 años todo parecía legal, pero la secretaria del Juzgado Federal N° 1, por la que renunció a su ciudadanía natal, lo estafó y así también perdió la ciudadanía argentina, publicó Clarín.
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Ese juzgado cordobés, a cargo del magistrado Víctor Bustos Fierro, recibe todas las semanas inmigrantes en busca de una estadía legal en el país. Wei viajó junto a su gestora porque leyó en un diario chino que ahí se hacía el trámite.
En líneas generales, la ley 346 de ciudadanía determina que se le otorga a quienes han residido por más de 2 años en la Argentina, no tienen antecedentes y presentan la documentación exigida para permanecer en el país. Wei cumplió con todo: renunció a su ciudadanía china y en octubre de 2006 juró frente al juez para obtener la argentina.
La pesadilla legal llamó a su puerta en noviembre de 2016. Sin entender el motivo, el Ministerior del Interior le notificó la anulación de su ciudadanía argentina.
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El fraude de Olga Liliana Borneo Santillán, empleada de la Secretaría Electoral del juzgado, arrasó con sus papeles. Y el camino legal de Wei volvió a cero. Con el agravante de que las leyes chinas prohíben contar con 2 nacionalidades y el hombre de 50 años hoy no es ciudadano de ningún país.
Según determinó la Justicia, la mujer falsificó la firma del juez Bustos Fierro y también la de un fiscal. Sobre ella pesan los delitos de supresión de documento público, falsificación de documento público y partícipe necesaria de falsedad ideológica. Estuvo 4 años a cargo de las cartas de ciudadanía del tribunal, unas 100 por año.
La hermana de Borneo Santillán iba a todas las juras de los extranjeros y la ayudaba con las operaciones falsificadas. Pedían entre 4.000 y 5.000 pesos por cada carta.
Unas 400 personas juraron ante Bustos Fierro. De ellas 200 son inmigrantes chinos, pero también hay peruanos, italianos y paraguayos.
Borneo Santillán fue condenada a 3 años de prisión en suspenso. Pero Wei se llevó la peor parte: como lo detuvieron por presentarse con identificación falsa, ahora debe comparecer cada 15 días ante Migraciones y sigue vigente el riesgo de ser deportado . Incluso no se sabe si China lo dejaría pasar por su frontera.
En el juzgado de Córdoba consideraron que Wei y el resto de los inmigrantes obraron de buena fe. La causa de Wei -que también tenía la residencia vencida- se dirime en el Juzgado Contencioso Administrativo N° 9 de la ciudad de Buenos Aires.