Un año después del cierre de la llamada ruta de los Balcanes y del acuerdo migratorio alcanzado entre Turquía y la Unión Europea (UE), decenas de miles de refugiados siguen paralizados en Grecia sin haber podido llegar a su destino en el norte de Europa, mientras los traficantes de personas continúan con su negocio y montañas de chalecos salvavidas abandonados recuerdan en la isla de Lesbos a las personas que llegaron a través del mar Egeo.
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— UN Refugee Agency (@Refugees) 18 de marzo de 2017 La llegada masiva de personas desde Turquía a las islas griegas se frenó en gran medida, algo que se atribuye, por un lado, al cierre de la ruta a través de los países balcánicos hacia Alemania el 9 de marzo de 2016. En aquella ocasión en la frontera de Macedonia se colocaron vallas y policías armados con porras.
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Por otro lado, Turquía y la Unión Europea (UE) firmaron días después, el 18 de marzo, un acuerdo que establecía la devolución de todo aquel que llegara a Grecia ilegalmente si no se le concedía asilo.
Pese a que las llegadas a Grecia se contuvieron a partir de entonces, decenas de miles continúan en campamentos en ese país, en algunos casos en condiciones indignas.