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???GLORIOSO DÍA DEL NACIMIENTO DE JOS?? DE SAN MARTÍN???

Agrandar imagen Conmemoración.
Conmemoración. Crédito: El 25 de febrero de 1778 nació el "Padre de la Patria".

El 4 de febrero de 1627 fundaron los jesuitas el pueblo de “Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú” sobre la base de tres casas, con cien indios que recibieron a los religiosos con grandes muestras de simpatía. Al cabo de largos años y de paciente labor, los misioneros reunieron una población de ocho mil indios civilizados, educados en la cultura del trabajo, la paz y las prácticas religiosas. Por ese tiempo, las viviendas eran de adobe en su mayoría y había otras edificaciones más importantes en piedra y sus techos de tejas con mucho declive a las aguas. El cementerio estaba anexo a la iglesia. En la plaza del pueblo predominaba arquitectónicamente la residencia misionera, que luego pasaría a ser la casa de gobierno y residencia del gobernador.

 

 

El 27 de febrero de 1767, la Real Cédula de Carlos III ordenó la expulsión de España y sus dominios de todos los religiosos de la Compañía de Jesús. Puso así fin a la actuación de aquellos misioneros y en su lugar colocó a funcionarios pertenecientes a la corona española.

 

 

El 13 de diciembre de 1774, el capitán don Juan de San Martín fue designado Teniente-Gobernador. Don Juan, nacido en Cervatos de Cueza (España), se instaló en dicho pueblo de Yapeyú junto a su esposa, doña Gregoria Matorras del Ser, nacida en Paredes de Nava (España), y tres hijos: María Elena, Manuel Tadeo y Juan Fermín, nacidos en Calera de las Vacas (Banda Oriental).

 

 

Don Juan y doña Gregoria tuvieron dos hijos más: Justo Rufino, nacido en 1776, y nuestro máximo prócer, José Francisco, el 25 de febrero de 1778, de noble rama castellana por ambas partes, pero americano como sus hermanos. La tierra nativa —de gran vegetación, llena de una admirable variedad de aves color de tierra como ladrillo, rodeada de naranjales y con la inmensidad del río Uruguay como brazo protector— ejerció una poderosa atracción sobre José Francisco, que fue el único de los hermanos que escuchó y acudió a esta, su tierra natal, cuando lo llamó para su liberación.

Hubo otro factor muy poderoso: el predominio de la tierra nativa sobre la fuerza de la sangre. San Martín se sintió más vinculado al país donde nació que a aquel del cual procedían sus ancestros. La corta permanencia en nuestro suelo le bastó para llevar en su mente y en su corazón la imagen, el aire y el perfume de esta, su patria, sin todavía imaginar que algún día volvería para darle la libertad y levantar con orgullo la bandera que alguna vez crearía su amigo Manuel Belgrano.

 

 

El capitán don Juan de San Martín tuvo que regresar a España en julio de 1784 y, con él, toda su familia constituida en este lugar de América.

El 21 de julio de 1789, a los once años de edad, nuestro futuro Capitán de los Andes se incorporaba al Regimiento de Infantería de Murcia, donde comenzaría su incomparable carrera militar.

 

 

San Martín no fue ni un mesías ni un profeta. Fue simplemente un hombre de acción guiado por una fuerza activa, tenía la visión clara de un objetivo real: la independencia sudamericana. A ese objetivo subordinó pueblos, individuos, cosas, formas, ideas, principio y moral política. Y él mismo se subordinó a su regla disciplinaria.

 

 

En lo personal, siempre pensé que nueve meses antes del 25 de febrero de 1778 comenzaba a gestarse nuestra libertad.

 

Colaboración de José Olivieri (“Pepe Reyes”).

 

 

Presidente de la Asociación Cultural Sanmartiniana de la Ciudad de La Banda (email: [email protected])

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