En un tenso debate en el que sobraron los insultos y descalificativos hacia el mandatario estadounidense, se analizó si se debe autorizar una visita de Estado, un honor que incluye un encuentro con la Reina.
La primera ministra británica, Theresa May, visitó a Trump en la Casa Blanca a fines de enero, apenas unos días después de que asumiera la Presidencia, y lo invitó formalmente a una visita de Estado en su país para algún momento de este año. El mismo día que esto sucedía, el mandatario estadounidense firmaba un decreto inmigratorio que desató una ola de repudio y protestas dentro y fuera del país, especialmente en Reino Unido.
Según Télam, una de las reacciones británicas al veto migratorio contra miles de musulmanes de Medio Oriente y África fue la creación de un petitorio en Reino Unido para que el Parlamento no autorice la visita de Trump al país, una propuesta que rápidamente sumó más de 1,8 millones de firmas, lo que obligó a la Cámara de los Comunes a debatir este lunes el tema. El Parlamento también fue forzado a debatir otra petición que defiende el viaje del líder estadounidense que recibió, más tarde, más de 311.000 firmas.
Mientras afuera del Parlamento y en las principales ciudades del país miles de británicos salieron a marchar contra el futuro viaje de Trump, dentro del recinto el vicecanciller, Alan Duncan, ratificó otra vez más que el gobierno conservador de May no cancelará la visita del líder estadounidense y defendió esta decisión porque la "relación especial" entre Londres y Washington "trasciende a los partidos políticos y es más importante que las personalidades individuales”.
