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CRISTINA IGLESIAS: ???NI ARLT NI WALSH TIENEN HEREDEROS, SON IRREPETIBLES???

???El país del río??? es una extraordinaria publicación que reúne, bajo la edición crítica de Cristina Iglesia, las notas que Roberto Arlt escribió en 1933 a través del río Paraná en un barco de carga, y las crónicas que entre 1966 y 1967 escribió Rodolfo Walsh.

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"El país del río" Crédito: El libro propone un recorrido no tan explorado en la producción de dos autores fundamentales de la literatura argentina.

Dos formas de pensar, mirar y narrar se cruzan en “El país del río”, una extraordinaria publicación que reúne, bajo la edición crítica de Cristina Iglesia, las notas que Roberto Arlt escribió en 1933 a través del río Paraná en un barco de carga, y las crónicas que entre 1966 y 1967 escribió Rodolfo Walsh luego de viajar por Corrientes, Chaco, Misiones y la Isla del Cerrito, en la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay.

Publicado por las editoriales de la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de Entre Ríos, el libro propone un recorrido no tan explorado en la producción de dos autores fundamentales de la literatura argentina: dos miradas diferentes, pero con puntos en común, que se aventuran en los espacios del nordeste argentino para configurar crónicas literarias, precisas, agudas, que retratan con lucidez su tiempo.

Las notas de Arlt, que aparecieron en el diario El Mundo bajo el título de “Aguafuertes fluviales”, no fueron publicadas hasta ahora, en su totalidad, en formato libro. Las crónicas de Walsh fueron publicadas en la revista Panorama y una especial sobre el Estero del Iberá en la revista Adán. Junto con “Operación Masacre”, esos trabajos son considerados como el punto más alto del estilo periodístico del escritor.

El volumen incluye introducción, cronología, bibliografía y notas críticas, entre otros materiales preparados con minuciosidad por Cristina Iglesia con la colaboración de Montserrat Borgatello, y se completa con fotografías del autor de “Los siete locos” en el primer viaje, y las de Pablo Alonso en el viaje que realizó el autor de “El violento oficio de escribir”.

Cristina Iglesia habló de la construcción de este libro, que traza un recorrido vertiginoso por los ríos del nordeste argentino a través de la mirada de dos cronistas fundamentales. “Cuando descubrí que Arlt y Walsh habían recorrido con muchos años de diferencia una misma zona litoraleña permeada por el agua y vi que a veces se detenían en el mismo objeto para narrarlo de modos diferentes comencé a pensar en reunirlos en un solo libro”, explicó.

 

- ¿Cuáles fueron los elementos centrales que encontraste para pensar ambos conjuntos de crónicas en un solo libro?

- Walsh arrastró durante toda su vida una imposibilidad de novela que atribuyó a razones diversas y que mantuvo hasta su muerte cuando su asesinato truncó, también, la promesa de una novela largamente pensada que incluía un cruce del río. Creo por mi parte que lo que detuvo la posibilidad de novela en Walsh fue la prodigiosa facilidad de novelar de Arlt, su modo casi apocalíptico de enfrentar el presente con el porvenir, su modo sesgado de narrar la injusticia de la condición humana. Arlt fue un modelo demasiado abrumador, un peso, un impedimento mayor que cualquier otro en esa búsqueda incesante de su novela. Había que escribir como Arlt lo había hecho en los 30 para los 30 pero en los 60 y para los 60. Era un mandato demasiado incómodo para un escritor de ficciones tan borgeano como Walsh pero era también un modelo posible contra las estéticas del boom. Armar este libro fue para mi una aventura crítica: no sabía qué me esperaba al final y esa inseguridad se potenciaba con la libertad absoluta que me dieron Sergio Delgado, director de la asombrosa colección “El país del sauce” y la editorial Eduner.

 

 

El equipo de la editorial trabajó conmigo y con Montserrat Borgatello, responsable de las notas y la bibliografía, en intercambio permanente.

 

- ¿Qué aspectos llamaron más tu atención a la hora de comparar las miradas de los dos escritores en relación al río?

- Uno de los aspectos más interesantes en la tarea de reunir estas crónicas y de algún modo compararlas tuvo que ver con comprobar la reticencia de Arlt a la experiencia física y por el revés, su capacidad de escribir una crónica sobre una ciudad que no visitó o que apenas vio o sobre un tren al que no subió y, por el otro lado, la búsqueda de una relación íntima entre aventura personal y escritura de la aventura en Walsh.

 

- Si bien existe una tradición de la literatura argentina ligada al tema del río, se podría pensar a Arlt y Walsh como escritores más relacionados con la ciudad. ¿Cómo ves estas crónicas hacia el interior de la producción de ambos escritores?

- Otra cuestión que me entusiasmó en este trabajo fue descubrir cómo salían de sus ámbitos de escritura habituales estos escritores tan urbanos. Es cierto que para Arlt la ciudad literaria es una calle llena de gente hostil y desconocida y un cubículo donde el individuo se ahoga y sin embargo el viaje por el río y sus pueblos costeros termina por aburrir al escritor que a partir de un momento del viaje sólo cuenta las horas para regresar a Buenos Aires. En el caso de Walsh es muy diferente: se trata de volver una y otra vez a una zona de su propio país cercana pero diferente que ejerce sobre él una fascinación indudable.

 

- ¿Se puede pensar a Walsh como un continuador de la línea realista de Arlt? ¿Por qué se piensa, sobre todo, en estos dos autores cuando se habla de un realismo comprometido con la realidad?

- No, en absoluto. El hiperrealismo desaforado y desafiante de Arlt que no le teme a las tramas desmañadas ni a los adjetivos hiperbólicos no tiene nada que ver con el cuidadoso entramado de narración y estilo, vanguardia y tradición en los relatos corales de Walsh, desde sus mejores cuentos hasta estas crónicas.

 

- La herencia de Walsh se puede rastrear en periodistas como Verbitsky o Ragendorfer, por ejemplo. ¿Dónde pensás que radica la herencia de Arlt?

- Ni Arlt ni Walsh tienen herederos, son irrepetibles y de algún modo también inimitables: esto es algo bastante frecuente en los mejores escritores de la literatura argentina y sólo un capricho genealógico de la crítica puede armar líneas hereditarias. El deseo de los escritores argentinos (muchos quisieron ser Arlt y otros, menos, quisieron ser Walsh) no arma por sí solo una tradición, una herencia. Y ni hablar de la relación entre realismo y compromiso social: otra zona de malentendidos.

 

- ¿Cuál considerás que es el aporte más importante de estas crónicas? ¿Pensás que sirven para expandir la mirada sobre dos autores fundamentales de la literatura argentina?

- La experiencia de lo que llamo la escritura del agua les permite a los dos mirar desde otro lugar, un lugar móvil. Ese paisaje acuático exige una enorme disponibilidad a sus modos de narrar y en estas crónicas sus lectores del siglo XXI podemos admirar nuevas y sutiles destrezas de dos grandes escritores. En el caso de Walsh las notas para Panorama y Adán que selecciono constituyen un corpus relativamente autónomo y excepcional por la libertad interna con que fueron escritas y el acercamiento sin condicionamientos de ningún tipo a sus objetos.

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