Tal como dice el refrán “Sobre llovido mojado”. Al problema de la falta de ventas, los comerciantes del medio deben afrontar un nuevo desafío: “asimilar” y “profundizar” la puesta en vigencia de los precios transparentes dispuestos por el Gobierno nacional hace unos días.
En un recorrido realizado por el centro de la ciudad y ante la consulta generalizada al consumidor y vendedor, la respuesta fue “incertidumbre”.
La mayoría no sabe lo que ocurrirá y sólo ruega que “la medida no perjudique”. De todos modos, tampoco se sienten en condiciones de explicar al consumidor cómo funciona esta nueva modalidad debido al propio desconocimiento. Sólo se pudo observar algunos tímidos carteles en las vidrieras que hacen referencia al valor de contado y los descuentos por esa modalidad de pago.
Es lo único que tienen en claro; de cuotas y porcentajes ni hablar.
En algunos lugares y, para evitar confusiones, se limitan a aclarar que el pago con tarjeta sin recargo es “en una sola cuota”.
En lo que respecta a montos elevados, algunos locales continúan haciendo el cálculo de acuerdo a la “vieja modalidad” que, a su entender, no varía mucho.
“Al contado es más barato, el precio con tarjeta es más caro, y ni hablar según la cantidad de cuotas”, afirmó Verónica, la responsable de un negocio del rubro de electrodomésticos.
De todos modos, reconoció que “en estos días la gente no se arriesga a la compra con tarjeta porque tiene temores. Eso será hasta que todos tengamos bien en claro la modalidad y podamos explicarle al cliente”.
En realidad, estos días son ideales para aprovechar las ofertas de contado, pero la falta de circulante es el principal escollo.
Es necesario que se formule una campaña eficaz y aclaratoria
Frente a la confusión que está generando la implementación de los “Precios Transparentes” es necesario que el Gobierno formule una campaña aclaratoria intensa y eficaz, debido a que el 80% de los comercios pyme no comprende la medida ni cómo instrumentarla.
Eso está generando altercados entre consumidores y vendedores que perjudican a las pymes, que ya tiene como carga los aumentos recientes en las tarifas de luz, gas y combustibles, y la caída en las ventas durante todo 2016.
Desde que el Gobierno promovió esta medida, se inició una campaña generando expectativas de que los precios caerían un 20%, cuando en realidad en los comercios pyme sucedían varias cosas:
1. Muchos ya venían bajando los precios de contado o promoviendo grandes descuentos y liquidaciones por falta de ventas. Por lo tanto, no tienen margen para seguir bajándolos.
2. La mayoría de los comercios que daban la posibilidad de financiamiento ya cobraban un interés por el precio financiado porque las tarjetas no les daban las mismas condiciones que a las grandes cadenas. Y justamente eso les generaba pérdidas de ventas en las manos de los grandes comercios que sí ofrecían cuotas.
3. Otra proporción importante sólo aceptaba tarjetas en un pago, o no aceptaban.
¿Qué está sucediendo ahora? Frente a la confusión y malos entendidos sobre esta medida, los consumidores acuden a esos negocios y perciben que el empresario modificó las condiciones de venta, ya sea subiendo el precio, agregando el interés o eliminando el financiamiento, cuando en realidad mantuvo las mismas condiciones que antes.
Preocupa que todo esto se produce en un contexto de varios meses de contracción de la demanda.
