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Baños sin agua, una realidad de la tecnología nacional

El INTI desarrolla inodoros y mingitorios secos. Cómo funcionan. Detalle del consumo en los baños.

Un baño totalmente seco todavía no es tecnológicamente posible. Es decir, que no utilice agua. Sobre todo por las necesidades de lavado. Sin embargo, inodoros y mingitorios ya han alcanzado esa posibilidad.

 

El punto es crucial especialmente en lugares en donde el agua potable es escasa. Sobre todo porque, para la limpieza de esos artefactos se usa agua potable, diseñada y acondicionada para ser bebida. Un verdadero derroche.

 

 Cada vez que se utiliza, un inodoro se traga entre 8 y 10 litros. En un departamento para dos personas se usaría 20 veces al día. Lo que en un año da un desperdicio de no menos de 70 mil litros. El caso de los mingitorios públicos es peor: los expertos aseguran que utilizan 100 mil litros en el año.

 

Frente a este panorama, el Programa de Tecnologías Sustentable del INTI viene trabajando en el diseño y aplicación de sistemas de saneamiento sustentables, entre ellos baños y urinales secos.

 

Estos innovadores sistemas podrían dar solución a las necesidades de casi la mitad de los habitantes del territorio nacional que carece de conexión a la red cloacal. Unos 20 millones de personas.

 

A mediados del mes pasado, en la sede central del INTI, fueron inaugurados dos mingitorios secos, convirtiendo al organismo en el primer organismo nacional en implementar esta tecnología verde. “Hoy vemos la implementación de saneamientos secos como una solución para las poblaciones que no tienen acceso al agua o a un sistema correcto de tratamiento de los efluentes del baño. Sin embargo, la iniciativa también impulsa la creación de proveedores locales de estos artefactos”, indicó Jorge Schneebeli, responsable de la Gerencia de Proyectos Especiales INTI.

 

 A simple vista, los mingitorios secos son iguales a los tradicionales pero no requieren una fuente constante de agua, no tienen problemas de olor, no atraen insectos y son fáciles de limpiar.

 

Existen distintos diseños de trampa de olor, los mingitorios instalados en el auditorio del INTI cuentan con un cartucho plástico que contiene un líquido con una densidad menor a la orina. Esta sustancia siempre queda por encima de la orina y así evita las evaporaciones de olores. Su formulación hasta el momento no se desarrolla en el país, pero el Centro INTI-Química está trabajando en diversas formulaciones para sustituir la importación de este producto. Otra ventaja de los dispositivos es que pueden ser construidos con materiales disponibles localmente.

 

Sobre su valor de fabricación, los expertos indicaron que el costo de producción de estos mingitorios se equipara a los costos de los mingitorios tradicionales.

 

 

 

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La diferencia se muestra en el ahorro de agua, el menor costo de tratamiento (al minimizar el volumen del efluente) y el potencial que presenta la recuperación de los nutrientes como nitrógeno y fósforo contenidos en la orina.

 

En cuanto al desarrollo de nichos de mercado a nivel local, el gerente de Comercialización del INTI, Juan Pedro Córica, destacó: “Este tipo de tecnologías está siendo adoptada en el mundo, por lo cual las ventajas están claras. En la Argentina necesitamos poner a disposición los beneficios del sistema, sus costos y potencialidad, para que el producto despierte interés en los fabricantes y futuros usuarios”.

 

En la actualidad, en países como Alemania o los Estados Unidos, los urinales secos son una alternativa implementada en áreas públicas como hoteles, estaciones de servicio, estaciones de tren o shopping center. El ahorro de agua en inodoros y mingitorios es crucial, por el alto consumo que tienen estos dos artefactos en comparación a otros de uso diario.

 

Por caso, una ducha de 10 minutos gasta aproximadamente 100 litros de agua. En un año, dos personas podían consumir la misma cantidad que requiere el inodoro.

 

Para tener una idea del gasto diario que ocasiona cada actividad cotidiana, hay que considerar que cepillarse los dientes con la canilla abierta consume 5 litros de agua; lavar el auto con manguera, 12 litros por minuto; lavar los platos, 50 litros, en tanto que una canilla goteando puede consumir 50 litros al día. Y el peor de todos los casos: una carga de lavarropas consume 200 litros.

 

                 Leé también: Lanzan un juego contra una campaña de cirugía estética para niñosEl INTI también desarrolla la tecnología de inodoros secos, un sistema de saneamiento aplicable a instalaciones hogareñas, industriales, públicas y comunitarias. El diseño de estos artefactos está basado en la separación desde el origen de la materia sólida y líquida, la operación sin agua y la existencia de cámaras ventiladas o contenedores para el almacenamiento y tratamiento de los residuos. Hay muchos ejemplos exitosos de esta tecnología en el Perú y Sudáfrica.

 

Los baños secos con separación de líquidos fue promovida originalmente para el manejo seguro de los residuos, pero el foco fue cambiando hacia crear un inodoro versátil que se pueda usar en distintos contextos geográficos y económicos.

 

La principal ventaja de los baños secos con separación de líquidos, comparados con las letrinas secas convencionales, es que convierten los desperdicios en un residuo seco y sin olor. Esto, además de liberarlos de insectos, suma el hecho de que una vez que el contenedor de desperdicios se llena, el manejo de las materias sólidas es mucho más simple e inofensivo.

 

Además, el riesgo de contaminación acuífera se ve minimizado a través de la contención segura de los sólidos en cámaras enterradas, lo que también permite la construcción de estos inodoros en lugares donde los sistemas basados en pozos no son apropiados.

 

Los baños secos pueden ser construidos con dos cámaras de deshidratación adyacentes o una sola cámara con contenedores intercambiables. Algunos baños secos (con separación de líquidos) optan por incluir lombrices en la o las cámaras de deshidratación para la reducción del volumen a tratar y conformación de humus de lombriz. En el INTI señalan que un ejemplo de estos baños secos existe en la ecovilla Gaia en Navarro, Provincia de Buenos Aires, una experiencia que está en proceso de sistematización. «

 

 

 

 

 

 

 

 

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