No importan las altas temperaturas que sufre Santiago del Estero ni las lluvias de los últimos días, sino el aprovechar la bondad del río para extraer sus tesoros preciados como bagres y dorados que posteriormente se venderán y, de esa manera, generar un ingreso importante para atender las necesidades del hogar familiar.
Cecilio Sandoval, vecino del barrio Santa Rafaela de Añatuya, transita sus días a metros del lugar conocido como Saladillo del Rosario, un brazo que se desprende del río Dulce en el departamento Salavina. Allí, bajo el resguardo de una antigua casilla desde la que se bombeaba agua del río a una estancia, se queda dos o tres días, dependiendo de la pesca obtenida. “Los pescadores de la zona ya me conocen y me encargan pescados. La mayoría de los peces que saco los vendo aquí nomás”, cuenta Cecilio se dedica a esta actividad desde hace 25 años.
Un dorado de importantes dimensiones lo comercializa a $ 150, mientras que los bagres a $ 100, pero todo dependerá del tamaño de los peces.
