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La Provincia Las carnes rojas como principales potenciadoras del mal funcionamiento intestinal

Diverticulosis, una patología causada por mala alimentación

Su frecuencia es bastante considerable entre los santiagueños, aunque pocos conocen el diagnóstico.

“Una de las cosas que llamaba la atención en un estudio realizado a la población en África es que prácticamente nadie tenía divertículos. La dieta de ellos era —por su pobreza, tradiciones, por su cultura— pobre en carnes y rica en fibras porque comían las raíces que cortaban de los árboles, de las plantas, de la selva o alimentos que tenían para sembrar porque no tenían animales o eran muy caros. Después, cuando esos africanos migraban hacia Occidente y sobre todo América, a los años empezaban a sufrir problemas intestinales que antes no los habían tenido. Empezaron a hacerles estudios y encontraron que tenían divertículos”.

 

Con este relato, el gastroenterólogo, Dr. Edmundo Monden, sintetizaba el impacto de la dieta sobre la salud intestinal. El especialista fue consultado acerca de la “diverticulosis”, uno de los riesgos a los que se someten los santiagueños con una mala alimentación en la que la carne es un componente fundamental.

 

Para entrar en tema, explicó que “los divertículos son formaciones saculares que protruyen de la pared del intestino hacia afuera. Son pequeños globitos en las paredes del intestino grueso, llamado colon (es la parte que va a elaborar la materia fecal y que se va a encargar de absorber la mayor cantidad de agua de la digestión y que va a dar el último toque a los alimentos que fueron previamente elaborados en el intestino delgado).

 

Cuando llega el alimento forma un círculo que genera una presión tan importante que, si la materia fecal y los alimentos están en el centro, provoca una impactación sobre las paredes y el intestino absorbe los nutrientes. Cumplido ese ciclo, ese círculo se abre y permite que pase al otro círculo que va a hacer el mismo proceso, y así va a ir avanzando hasta llegar al recto como materia fecal”, describió Monden.

 

Ahora bien, “cuando ese proceso se altera, se crean ‘cámaras cerradas’, una al lado de la otra; entonces la materia fecal y el alimento que debían pasar a otro compartimento no pasan, se queda ahí y se crea una presión tan importante que lentamente comienza a adelgazar las paredes del intestino. Con el paso de los años, esas paredes se vencen y se hace el globito o saculación o divertículo”, precisó.

 

El mal funcionamiento se debe a que “comemos mal”. El profesional sostuvo que “el problema es la carencia de nutrientes que tengan fibras”. “No le damos al intestino el volumen necesario de alimentos para que forme materia fecal. Entonces, si nosotros comemos alimentos que se van a disolver todos en el intestino delgado: pastas, harinas, carnes de todo tipo, al intestino grueso no va a llegar nada y como éste está acostumbrado a trabajar ordenadamente produce un caos y ese caos con los años provoca la aparición de los divertículos”, subrayó.

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