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Opinión ¿Volver al recetario del FMI?

El futuro económico para el país y América del Sur

Ernesto Mattos

Infoabe

La Argentina es un país con una economía y una estructura productiva basadas en la exportación de productos primarios que en algunos casos son con mayor o menor valor agregado. Lo cual le permite o no obtener mayores divisas. El primer sector generador de divisas es el de cereales y oleaginosas y, en segundo lugar, alimentos y bebidas.

 

 

En los dos sectores se encuentran, primero, los exportadores que disputan cualquier regulación en el comercio exterior y, en el segundo sector, están las empresas concentradas vinculadas con la exportación de alimentos y bebidas que tienen, en el caso de la Argentina, un insumo muy barato: el alimento.

 

 

Ambos sectores se ven representados en la Unión Industrial Argentina (UIA) y, principalmente, en el Foro de Convergencia Empresarial, que en su documento de julio de 2014 planteó la necesidad de eliminar las restricciones al comercio exterior. La eliminación de los derechos de exportación no generó el boom de exportaciones esperadas. Tema que deberá se retomado entre el Gobierno y los exportadores si acuerdan otra devaluación. Al 16 de diciembre, desde enero del corriente año se generaron un total de 23.256 millones de dólares, muy cerca de los años 2012 y 2013, pero lejos del 2014 y 2011 en lo que respecta a la liquidación de divisas.

 

 

Según informa la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en los países de América del Sur, después del muy leve aumento de los salarios reales que se produjo en 2015, durante 2016 el salario real se mantuvo estable en el promedio de los países. En contraste, en los países del norte de la región se registró un nuevo aumento de los salarios reales como promedio. Éste, sin embargo, fue algo menor que el de 2015, debido a menores incrementos nominales y, como promedio, un leve repunte de la inflación. Mientras se habla de lo imperioso del gasto, es interesante observar que los ingresos tienen un comportamiento a la baja. En América del Sur, el déficit fiscal aumentó, pasó del -3,6% del PIB en 2015 al -3,9% del PIB en 2016. Esto refleja el hecho de que la caída de los ingresos públicos —que ya había empezado en 2013— se agravó en 2016, cuando dichos ingresos disminuyeron del 19,8% del PIB registrado en 2015 al 19,1% del PIB.

 

 

En el tema deuda pública bruta del conjunto de los países de América Latina, ha mantenido una trayectoria ascendente y alcanzó un promedio del 37,9% del PIB en 2016, lo que representa un incremento de 1,3 puntos porcentuales del PIB en relación con el nivel de 2015. Esta tendencia se evidenció en 14 de los 19 países de la región. Entre ellos, el Brasil es el país que tiene un mayor nivel de deuda pública, equivalente a un 70,3% del PIB, seguido por la Argentina (54,0% del PIB), Honduras (45,9% del PIB) y el Uruguay (44,8% del PIB). En América del Sur, la inflación acumulada en 12 meses pasó del 9,2% en septiembre de 2015 al 10,9% en el mismo mes de 2016.

 

 

En este contexto de crecimiento de la deuda pública, salarios que pierden ante la inflación y la reducción del gasto por la baja de ingresos, el Gobierno argentino pretende crecer al 3%, cuando la Cepal proyectó para Sudamérica un crecimiento económico del 0,9% y del 2,7% a nivel mundial para 2017. ¿Podrá crecer la economía argentina por encima de lo proyectado por la Cepal?

 

 

Siguiendo estos datos de la Cepal, en el capítulo de la Argentina: la devaluación cambiaria de diciembre de 2015, junto con la eliminación de los derechos y los cupos de exportación, derivaron en la mencionada aceleración de la inflación, que se agravó con el incremento de las tarifas de servicios públicos instrumentado a partir de abril. Como consecuencia, los salarios, las jubilaciones y demás asignaciones del sistema de protección social se redujeron en términos reales (aproximadamente un 5%) y no llegaron a ser compensados por la expansión de la cobertura de las asignaciones familiares. Tomados conjuntamente, los montos desembolsados en concepto de jubilaciones, asignaciones familiares (contributivas) y Asignación Universal por Hijo (no contributiva) se redujeron aproximadamente un 3,3% en términos reales entre 2015 y 2016.

 

 

La caída del 2,2% del PBI per cápita a nivel regional en 2016 estará acompañada por el Gobierno de la alianza Cambiemos, donde su contracción fue superior, en un 2,9%, según proyectó la Cepal. Sólo nos queda preguntarnos: ¿Cuáles serán los motores del crecimiento económico ante este panorama? ¿Será la solución volver a implementar las recomendaciones del FMI?

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