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La Provincia No existía ningún antecedente similar

Añatuya: Se aprobó el primer caso de nulidad matrimonial

Daniela y Alejandro pudieron unirse en matrimonio tras 15 años. Su deseo de recibir la Comunión los llevó a iniciar el proceso que les impedía esa posibilidad.

El sábado se unió en matrimonio por Iglesia una joven pareja añatuyense, integrada por Daniela y Alejandro, quienes pudieron recibir este sacramento luego de que el Tribunal Interdiocesano de Tucumán resolviera anular el primer matrimonio que contrajo tiempo atrás Daniela. Para ese órgano confesional, dicho acto anterior resulta nulo basado en la investigación realizada y el aporte de testigos y testimonios. Daniela se casó a los 20 años tras un corto noviazgo, y ese matrimonio duró poco tiempo.

 

“Hoy estoy muy contenta viviendo días de mucha felicidad para toda la familia. Desde mis hijos, mis familiares y mis amigos pudimos cerrar algo que deseábamos desde hace mucho tiempo. Es como si hubiéramos tomado nuestra Primera Comunión”, resaltó Daniela. Éste es el primer caso de nulidad matrimonial que ocurre en la jurisdicción de la Diócesis de Añatuya. La nulidad matrimonial es la ausencia de validez de un matrimonio católico, reconocida por un tribunal eclesiástico después de una cuidadosa investigación, declara que en realidad nunca existió ese matrimonio, porque faltó alguna condición esencial. Daniela y Alejandro están juntos desde hace 15 años, lapso en el que nacieron sus hijos. Con muchos temores debido al desconocimiento del proceso y los prejuicios existentes, iniciaron su caso ante el Tribunal Eclesial en septiembre de 2014. “No fue ni tedioso ni triste como pensábamos. Todo lo contrario, debido a que fue algo sencillo de llevar. Con mucho apoyo y acompañamiento, llegamos hasta este momento de tremenda felicidad”. En 2014 participaron del Cursillo de Cristiandad. “Ahí descubrí que tenía el deseo y la obligación de intentar, de saber qué era esto de anular un matrimonio para poder vivir en gracia y poder recibir la comunión. La necesidad fue sentida por los dos y por eso nos decidimos a iniciar los trámites”.

 

“Fueron muchos años de no comulgar y pasamos momentos de tristeza, porque tenemos tres hijos y ellos preguntaban por qué no íbamos a comulgar como el resto de los amigos de la familia”, contaron. A pesar de no poder cumplir su deseo, la pareja siguió alimentando su anhelo al participar activamente de las actividades del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y esa fue la manera de sostenerse firmes, además de sentir la oración de muchas personas que los acompañaron en este proceso.

 

“Todos deberíamos preguntar ante la duda. Si alguna persona pasó por un caso parecido, no importa la edad, si se casó o se separó como mucha gente. Si tiene la necesidad de comulgar tiene que acercarse a un sacerdote y preguntar. La primera vez que fui a averiguar me asusté, pero después todo se simplifica. No se queden con la duda”, deseó Daniela.

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