Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión No hay nuevas figuras que despierten esperanza a la gente

Brasil en trance, a 3 meses de la asunción de Temer

Santiago Rodríguez Rey, politólogo. Agencia Télam.

Agrandar imagen Temer
Temer Crédito: La situación política de Brasil se complica y tiene en la mira a Michel Temer.

En Brasil suceden tantas cosas a la vez que a veces es difícil discernir a qué se debe la protesta que toma las calles en múltiples ciudades, hasta en eso el federalismo brasileño se destaca o a que se debe la más reciente sucesión de imágenes del presidente Temer en los medios.

 

 

 

 

Así como hace unos escasos meses había que discriminar las acusaciones de corrupción por los aportes ilegales a campañas políticas (“lava jato”) del proceso de impeachment que finalmente terminó con la presidencia de Dilma y de las protestas por un país en recesión y creciente desempleo; ahora toma más de unos minutos sintonizar con lo que se ve o lee para entender de cuál de los ejes de conflicto que populan la realidad del país vecino se trata.

¿Cómo puede ser esto? Consideremos sólo como ejemplo esta semana, de la que pasaron escasos 3 días. Por un lado, renunció un asesor y colaborador del presidente, José Yunes, acusado de haber recibido unos 3 millones de dólares por parte de la constructora Odebrecht. La constructora y sus directivos son sólo algunos de los ejecutivos que están colaborando con la Justicia para reducir sus penas por múltiples casos de corrupción.

 

 

Brasil está en recesión, cayó casi un 4% en 2015, luego de un 2014 con una contracción leve; 2016 cerrará con otro retroceso en torno al 3%. Para atacar esto, y siempre dentro de esta semana corta, se aprobó un plan de austeridad que limita el gasto social por los próximos 20 años, que demandó una enmienda constitucional, y un plan de incentivos al crédito inmobiliario y un nuevo programa de regulación tributaria para incentivar la economía.

 

 

Temer, incluso ya tres meses tras haber alcanzado oficialmente la presidencia, continúa siendo un personaje distante y extraño para la sociedad brasileña.

Brasil está al mismo en un proceso de descomposición como de reordenamiento del funcionamiento de sus elites políticas. Al sucederse todo en el contexto de una recesión que se mantiene en números ‘moderados’, por el momento no se avista la posibilidad de un colapso como el que sucedió en la Argentina en 2001, y un horizonte electoral todavía en el mediano plazo predomina la tensión permanente entre los resortes del sistema y los tiempos. Sin embargo, los resortes ya han sido estirados al punto que se presenta la duda si pueden volver a su forma original. Encerrados en esta multitud de frentes de conflicto, crece demanda de cambios en la elite, dónde no parece presentarse una renovación de nombres.

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso