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La Provincia Así lo informó el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento

El 14% de las muertes maternas son por aborto

La ilegalidad no impide que, por año, 500 mil mujeres interrumpan su embarazo.

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Investigadora del Indes Crédito: Mg. Cecilia Canevari.

Desde hace más de una década grupos feministas impulsan la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, basado en las miles de muertes maternas que se producen cada año, producto de las prácticas clandestinas. Asimismo, se demostró que la ilegalidad no evita que, por año, alrededor de medio millón de mujeres aborten en Argentina.

 

Recientemente el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) en su Radiografía de las Madres Argentinas (ver recuadro) dio a conocer que el 14% de las muertes maternas son a causa del aborto.

 

“La tasa de mortalidad materna argentina en 2014 fue de 3,7 madres fallecidas por cada 10.000 nacidos vivos. Este valor está lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio, que implicaba reducir un 75% la mortalidad materna entre 1990 y 2015, y llegar a una tasa de 1,3 madres fallecidas por cada 10.000 nacidos vivos”, afirman en el informe.

 

 

El 53% de las mujeres en edad fértil son madres (14 a 49 años), 151 de cada 1.000 nacimientos fueron de mujeres menores de 20 años, y sólo el 34,3% había completado la primaria. En los últimos ocho años, los abortos fueron la principal causa de mortalidad materna, según datos compartidos por el Dr. Miguel Curioni, ginecólogo, investigador y magíster en Salud Pública. En todos los casos fueron mujeres jóvenes.

 

 

Ante este panorama Nuevo Diario entrevistó a la Mg. Cecilia Canevari, investigadora del Instituto de Estudios para el Desarrollo Social de la UNSE, quien además —recientemente— presentó su tesis “Cuerpos enajenados. Experiencia de mujeres en una maternidad pública”.

 

 

“En promedio, una mujer adulta se ha hecho dos abortos a lo largo de su vida”, planteó la profesional. Esto demuestra que “la ilegalidad no impide que se hagan los abortos. La verdad es que por más que exista una ley, las mujeres siguen interrumpiendo los embarazos que no desean porque en ese momento la decisión que han tomado es más fuerte, más importante”, explicó Canevari.

 

“Parece realmente curioso que, a pesar de todos los proyectos que se presentaron, no se haya debatido hasta ahora la ley para legalizar el aborto”, consideró la investigadora.

 

“Capturan el debate como si hablar de un embrión fuese un bebé”

 

— ND: Si tenemos estadísticas de numerosas organizaciones y las experiencias de otros países ¿por qué no se debate en Argentina la ley de aborto seguro, legal y gratuito?

 

— CC: Pareciera que hay fuerzas y una moral religiosa que están presionando, rigiendo la legislación de un Estado que es laico. Una mujer que es religiosa y pertenece a determinado grupo religioso nunca va a actuar en contra de sus convicciones, esa mujer va a decidir lo que su religión le indica, y aquellas mujeres que no se rigen por estas convicciones necesitan de un Estado que las proteja para que no se mueran por algo que hayan decidido. La ley tiene que estar por encima de las creencias religiosas. No puede ser que una religión esté influyendo de manera tal en el Estado y no se pueda avanzar para debatir un proyecto porque los grupos del fundamentalismo religioso se oponen y capturan el debate en esto de “la vida o muerte”, o la vida de un bebé, como si hablar de un embrión fuese un bebé.

 

 

— ND: ¿En qué consiste el proyecto de ley? ¿En qué instancias se encuentra?

 

— CC: La campaña por el aborto seguro, legal y gratuito ha presentado numerosos proyectos. Hace dos semanas se ha tratado en una comisión y hubo un compromiso de que el año que viene se va a debatir en la Cámara de Diputados.

 

El aborto legal es el último eslabón de lo que viene impulsando y proponiendo desde hace décadas el feminismo, que es la educación sexual. Tenemos una ley que se sancionó en 2006 y todavía no se aplica. Tenemos que romper con esa resistencia que de la sexualidad no se puede hablar, tiene que haber educación sexual, y ser de aplicación plena en todas las escuelas, y para eso los docentes tienen que estar capacitados.

 

Es un tema que durante mucho tiempo no se habló y no estamos hablando de sexo sino de sexualidad, que es un concepto mucho más amplio, que abarca muchas cuestiones de la vida cotidiana. Enseña a los niños a prevenir el abuso, está enfocado con una mirada lo suficientemente amplia.

 

 

— ND: ¿Por qué es necesaria la educación sexual?

 

— CC: Porque nadie quiere abortar, nadie está planificando un aborto, nadie dice “en 2017 me voy a hacer un aborto”, ninguna persona desea llegar a esas instancias, por eso la educación sexual es primordial, y luego los anticonceptivos. En eso, el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable está flaqueando con la escasez de medicamentos, anticonceptivos y dispositivos intrauterinos, y en la medida en que eso se retira aumentan los abortos, está estudiado en otros países.

 

“En manos de la ciencia no se juzga”

 

Canevari indicó que el aborto legal, seguro y gratuito debe ser visto en todos sus aspectos. “Hay que dejar de lado la hipocresía, porque es verdad que en los laboratorios de fertilización asistida se manipulan embriones y lo hacen deliberadamente, ahí sí son embriones, pero si está en el útero de la mujer ya le dan otra categoría. Pero en los laboratorios se congelan, se descongelan, se implantan 6, se eliminan 4...”.

 

“Eso, en manos de la ciencia tiene un modo de ser juzgado, pero si es una mujer la que tiene un embrión y sabe que no puede llevar adelante ese embarazo, que no está en condiciones de tener un hijo que no desea, que no puede, ¿podemos forzarla al sacrificio supremo de que ella sea un envase, llegue hasta el final de un embarazo para después entregarlo en adopción como si el sistema realmente funcionara?”, cuestionó la investigadora.

 

Consideró que esa postura, a la que adhieren muchos grupos religiosos, “es una falta de respeto a la vida, al cuerpo de las mujeres. No puede ser que se las condene y que mueran por decidir sobre sus vidas”, señaló.

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