Walter reveló un día a su hermana que, en una zona montuosa del departamento Banda, había hecho un pacto con el diablo para que su mujer volviera a caminar, pues está postrada por la enfermedad terminal que padece, “y para que ‘volviera a la vida’”, según las palabras de la víctima.
“En esa casa pasaban cosas muy raras. En un tiempo iban de una iglesia evangélica a orar por ella, pero un día dejaron de ir por las actitudes de él”. Con esta última frase, Adriana hace referencia a que su hermano seguía haciendo cosas “oscuras”.
“Una noche yo estaba en la piecita del fondo, donde yo vivía, que está como separada de la casa principal, y en mi pieza escuchaba que caminaban por las paredes; no por el techo, sino por la pared, y lo puedo asegurar porque la tengo al lado de mi cama”.
“Esa misma noche escuché a la mujer de él hablando ‘en otro lenguaje’, y la vi caminando en el patio, pese a que su propio médico de cabecera dijo que ella ya no podría volver a caminar”.
“Compraban velas negras y hacían rituales extraños. Hoy, mi mayor temor, es que mi hermano dijo que cuando hizo el pacto con el diablo, éste le pidió a cambio que ‘le entregara a un familiar’”.
