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Policiales Increíble caso de violencia

Una muerte para Satanás

El agresor reveló a la víctima que hizo un pacto con el diablo y prácticamente la esclavizó, forzándola a trabajar. La acuchilló en la puerta de una escuela.

El caso es verdaderamente escalofriante. Adriana Mercedes Rojas, de 44 años, vive con miedo cada segundo de su vida desde hace ya tiempo, y mucho más desde que el pasado 19 del corriente fuera brutalmente apuñalada por su propio hermano, quien le provocó en la cintura una herida que requirió seis puntos de sutura, y otra en el vientre, donde le hicieron doce puntos, dejándole otros dos puntos “abiertos” para que por ahí drenara la herida. En total, para cerrar las heridas que le dejaron las cuchilladas de su familiar se requerían 20 puntos.

 

Todo comenzó en febrero de este año, cuando su hermano Walter la buscó para que trabajara como empleada doméstica y enfermera en su casa. La mujer de él padece un cáncer terminal y necesita asistencia constante, y fue Adriana la elegida para ayudarla, alimentarla e higienizarla, mientras su hermano trabajaba como maestro en una localidad del interior provincial.

 

Entrevistada por un periodista de Nuevo Diario, contó el tremendo caso: “Él venía recién los viernes a la casa de ellos, ubicada en calle Jujuy al fondo, en el barrio Los Lagos (de La Banda), y desde febrero yo estuve viviendo ahí. Además de lo que estás viendo que me hizo, nunca me dieron un solo peso. Yo descuidé a mi marido y a mi familia para vivir con ellos y cuidar a esa mujer con todo mi amor, y así me pagan”.

 

“Me mezquinaban comida, no me dejaban tener amigos y no querían que tenga contacto con nadie. Yo era esclava de ellos, querían que viva sólo para cuidar a esa mujer. Y lo hice, pero jamás me dieron una moneda, hasta que cansada dije ‘basta’ y me fui, para volver a vivir con mi esposo”.

 

Esto fue lo que enfureció a su bestial hermano, quien la buscó en la calle hasta encontrarla en la mañana del pasado 19 del corriente frente a una conocida escuela bandeña, donde le asestó las dos profundas puñaladas.

 

“Antes de esto me había golpeado brutalmente en varias oportunidades, por pedirle lo que a mí me correspondía, y ella me maltrataba todo el tiempo con palabras”. En esta parte del relato, la víctima se quebró y, entre lágrimas, dijo: “Yo no merecía esto. Fui a mi casa y me puse un trapo de cocina sobre la herida más grande, y me la até con lo que pude para llegar al hospital, porque me salía mucha sangre. Estoy con calmantes y antibióticos, y debería estar internada, pero hoy (por ayer) me saqué los sueros y vine al Juzgado porque tengo terror”.

 

Lo dramático del caso no termina allí, pues hay una parte aún más oscura y es la que más miedo le provoca, por la terrible confesión que le hizo su hermano, que está aprehendido desde ese día.

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