En Buenos Aires, su provincia natal, Agustina Enriquez inició una colecta para colaborar con los niños santiagueños, pero aún no encuentra quien pueda encargarse de trasladar lo recaudado. La joven de 24 años nunca vivió en nuestra provincia, pero vino varias veces a visitar a sus abuelos que son oriundos de esta tierra.
Mañana vendrá nuevamente, con más intenciones que un simple paseo. Pues desea colaborar con los chicos del hogar escuela Eva Perón y la Escuela Rural 829, de Pozuelos. Cuenta con una serie de donaciones que recibió de familiares, conocidos y gente que se fue enterando y sumando a la campaña.
“Mis abuelos son santiagueños y mi abuela vive la mitad del año en Las Termas de Río Hondo. Yo voy mañana y se me ocurrió llevar cosas para donar. Escribí un texto con el pedido de donaciones en varios grupos y muchísima gente se copó”, explicó la joven solidaria. Entre las cajas ya listas para transportar hay libros; ropa para adultos, jóvenes, y bebés y juguetes. Hasta el miércoles, contaba con 22 cajas y le quedaban otras por retirar.
Es la primera vez que emprende una actividad de este tipo y por fortuna contó con la ayuda de muchos, en especial de su hermana, María. “Nunca pensé que la gente iba a responder tan bien. Mi familia me ayudó mucho, al principio no entendían y me decían que iba a hacer un lío, después fue comprometiéndose”, acotó Agustina.
A pesar de sus buenas intenciones, tiene un obstáculo por superar: no consigue alguna empresa o entidad capaz de trasladar las donaciones voluntariamente hasta Santiago. “Estuve hablando con muchísimas empresas; algunas me pidieron datos y un mail, otras me dijeron que no hacían reparto gratuito”, indicó, a la espera de que alguien pueda ayudarla.
